13 julio 2021
- Hacía años, muchos años, que no veía a Pedro. Me marché a Canarias en el 85 durante unos años y le perdí la pista, luego lo vi un día en Valencia, en el 96, que vino a pasar una tarde conmigo y a contarme sus cosas a la vez que quería que lo colocara en alguna empresa de construcción de la zona. Entonces salía con un xiqueta de Picasent y … siempre más de lo mismo. Lo coloqué en una empresa amiga, le di dos consejos y veinte mil pelas para que saliese del apuro y hasta hoy. Ahora Pedro está prejubilado, sin un duro y se ha mantenido haciendo chapuzas en casas de vecinos. Vive en El Campello y ya no le dejan ver a sus nietos porque les contaron que su abuelo murió de un accidente de obra.
- Adrianne, la exmujer de Pedro, como buena francesa, lo lleva muy bien, vive con un acaudalado bancario de buena familia y es feliz y eso a Pedro le mata: “Enrique, los veo tan bien, tan juntos, se quieren y ella es muy feliz, qué pena, ahora me doy cuenta de lo mucho que perdí y que, coño, yo podría ser él” – La frase no es literal porque el verbo de Pedro es ya un poco gangoso por culpa de que su hígado, y su cerebro, está como el de un viejo cantante de rock. A sus 71, vive con una joven chica de Bolivia que es un encanto, 44 años, y llevan en marcha una especie de convenio; Él la mantiene, cama y comida y ella le hace la casa, la compra, la comida y alguna cosa más que no me ha querido contar. Los tres coñacs con hielo, que siempre ha tomado, hoy, le han devuelto al pasado y a mi también, pero me ha llevado a un pasado del que ya empiezo a estar un poco harto, no, muy harto de tanta vida rota y de tanto estúpido que lo único que han sabido hacer en su vida es tirarla siempre por la borda y nunca, nunca, han atendido a los consejos de los demás. Dicen que, muchas veces, cada cual tiene la vida que se ha buscado y que no conviene sufrir más por ellos, si claro, eso es cierto, pero verlos así es algo que me da mucha pena y mucha rabia.
- No sé, quizás el mensaje que siempre doy a quien me quiera escuchar, es que debe ir con mucho cuidado con las cosas de la fidelidad y de la vida en pareja, la tentación siempre vive cerca y un resbalón puede sacudirle el seso a cualquiera, pero si se pierde porque el amor se acaba, pues bien, pero si se acaba o se pierde por culpa de la propia estupidez, eso es de tontos, de muy tontos.
Fuente: etarragof.blogspot.com