Los nicoleños supimos tener encarnizados campeonatos de fútbol en los barrios de nuestra ciudad.
En aquellas épocas se defendía la camiseta, se dejaba el cuerpo y alma en la cancha, se jugaba por el honor y muchas veces se faltaba al compromiso con la liga oficial, para cumplir con los muchachos y la hinchada, que solo alentaba y no querían ser mas protagonista que los jugadores (como es ahora) y se apostaba fuerte muchas veces por el equipo de su barrio.
Señores jugadores pasaron por estos torneos de barrio, yo diría que el temperamento se demostraba en estos campeonatos, no podías jugar en la liga oficial, sin haber pasado esta prueba.
Así de competitivos eran esos inolvidables campeonatos, aquellos de las cantinas que servían en latitas de aceite, (el medio de vino blanco con soda o coca, también la “sangría” para los que les gustaba el tinto), acompañado de los infaltables choripán; El de los botines sacachispa, zapatillas flecha y hasta descalzo se jugaban; Algunos más actualizados (en los fines del 80 y los 90) con intenciones de hacer daño, con botines de seis tapones de aluminio, (por suerte eran los menos).
Estos campeonatos se comenzaban a jugar el sábado por la tarde y se jugaba todo el domingo, a veces hasta la nochecita, cuando se atrasaban por la definición por penales.
Aquellos campeonatos de los inolvidables (quilombos), de todos contra todos, a trompada limpia, por más que algunos insinuaban tener en sus bolsos el arma blanca o de fuego que casi nunca sacaban, ya que rara vez terminaban con víctimas fatales.
En fin esto es solo una introducción de todo lo que se puede contar de aquellos torneos de barrios, que lo cuento con mucha nostalgia y alegría, seguramente ustedes también tienen su propia versión ya que muchos dicen que eran los mejores.
Me gustaría que ustedes cuenten algunas anécdota que recuerde de aquella época.
De: Ramón Negry Galeano
