La triste historia de un niño al que le fue cambiado el sexo sin su conocimiento

 
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Los estudios del psicólogo y sexólogo, el doctor John William Money en la década de los 50 fueron los primeros que intentaron mostrar apoyo científico, médico y psicoanalítico acerca de que la diferencia entre hombre y mujer es un hecho social, una construcción antes que algo biológico, la esencia de la ideología de género.

La triste historia de un niño al que le fue cambiado el sexo sin su conocimiento

Sin embargo, años más tarde, fue revelado que su “experimento” más famoso, con el que “comprobaba” su teoría, fue una farsa. El caso fue el “cambio de sexo” de Bruce Reimer, un niño que al llegar a la adultez acabó por suicidarse. Esta es su historia:

Bruce y su hermano gemelo Brian nacieron en Canadá en los años 60. A la edad de siete meses ambos fueron circuncidados, pero los doctores utilizaron un nuevo método de circuncisión en Bruce, utilizando una aguja cauterizadora eléctrica.

Luego se produjo un accidente, quemando completamente el pene del niño. La operación de Brian fue cancelada, pero los padres estaban devastados.

Los Reimer decidieron llevar a Bruce al doctor John Money, psicólogo y sexólogo de la Universidad Johns Hopkins a quien habían visto en la televisión.

El doctor Money ya sustentaba entonces la teoría de que, aparte de las funciones reproductivas y urinarias, el género era una construcción social, y ya había suscitado cierta polémica en los medios.

Hasta antes de atender a los gemelos Reimer, el sexólogo había trabajado en gran medida con casos de hermafroditismo, y sus investigaciones se centraban en el seguimiento de personas con anomalías sexuales congénitas.

Pero los hermanos –que eran dos niños sanos– fueron el experimento perfecto para poner a prueba su teoría de la “fluidez de género”, es decir, que el comportamiento está regido por la educación como varón o mujer y no por el sexo biológico dado al nacer.

Brian se criaría como un niño y Bruce, de ahora en adelante, sería llamado Brenda y pasaría a ser criado como niña.
Los Reimer estuvieron de acuerdo e insistieron en la ropa y la socialización con niñas para Brenda durante toda la infancia. Nunca le dijeron nada a los gemelos sobre el accidente, ni sobre el sexo biológico de ‘Brenda’.

Los gemelos eran llevados para una observación anual con el doctor Money, que calificó el caso de “exitoso” cuando los gemelos tenían nueve años.

“Nadie más sabe que Brenda es la niña cuyo caso están leyendo en los medios. Su conducta es tan normal como la de cualquier niña y difiere claramente de la forma masculina como se comporta su hermano gemelo”, escribió Money en sus apuntes.

“No hay ninguna señal que provoque sacar conjeturas contrarias”, añadió.

Revisiones ‘médicas’ con juegos sexuales

Sin embargo, cuando ‘Brenda’ alcanzó la pubertad a los 13 años comenzó a mostrar sentimientos suicidas.

“Pude ver que Brenda no era feliz como niña. Era muy rebelde. Era muy masculina y no lograba persuadirla de que hiciera algo femenino. Brenda casi no tuvo amigos durante su infancia. Todos se burlaban de ella y la llamaban la mujer cavernícola“, dijo Janet, la madre de Brenda, en una entrevista para el documental “El Dr. Money y el niño sin pene” producido por la BBC.

“Era una niña muy, muy sola”, agregó.

En el documental se narra que durante el chequeo anual y la observación de los gemelos, el Money obligaba a los niños a desnudarse y participar en un juego sexual, posando en diferentes posiciones para que “identifiquen sus respectivos géneros”. En al menos una ocasión el especialista tomó fotos de estas sesiones.

En la adolescencia, los gemelos se oponían firmemente a ir a los chequeos con el doctor Money. Por tal motivo, los Reimer dejaron de llevarlos cuando cumplieron 15 años y le revelaron la verdad a Brenda: en realidad era hombre.

Brenda, que recibió el nombre de Bruce al nacer, abrazó pronto y completamente su identidad masculina, eligiendo llamarse David. Luego comenzó la terapia hormonal y una reconstrucción genital quirúrgica. Al tiempo se casó con una mujer y adoptaron tres hijos.

No obstante, las heridas traumáticas de la infancia fueron muy profundas tanto para David como para su hermano. Ambos sufrieron una fuerte depresión.

Además, después de 14 años de casados, la esposa de David se divorció de él.

En el 2002 Brian murió por una sobredosis de drogas y dos años más tarde, en mayo de 2004, David se suicidó a los 38 años.

Lo que John Money nunca se atrevió a decir

A pesar de todo, Money nunca rectificó ni corrigió sus estudios.

“Nunca dijo una palabra, nunca se retractó”, señaló recientemente el diácono, conferencista y cirujano plástico, Patrick Lappert, durante su charla Transgender Surgery and Christian Anthropology [cirugía transgénero y antropología cristiana] realizada para Courage en Estados Unidos entre el 9 y 11 de enero de 2017.

Aseguró que la decisión de Money fue “enormemente problemática” porque “su estudio sigue siendo citado frecuentemente como una transición de género exitosa por parte de la comunidad médica en general”.

El doctor Lappert aseveró que se debe entender que “estamos hablando de la persona humana como una unidad de espíritu y forma, que hay una integridad en la masculinidad y feminidad con la que estamos hechos”.

Además, el especialista aseguró que uno de los mayores problemas con “las cirugías transgénero de cambio de sexo” es que son “permanentes e irreversibles”.

“No hay nada reversible en la cirugía genital: es una mutilación permanente e irreversible de la persona humana. Y no hay otra palabra para ello”.

“Se traduce en la esterilidad permanente. Es una disolución permanente de las funciones unitivas y procreadoras. E incluso el aspecto unitivo de la adherencia sexual se ve radicalmente obstaculizado si no totalmente destruido”, agregó.

El experto explicó que esto se debe al inevitable daño nervioso que ocurre durante la cirugía y porque el cerebro siempre registrará los nervios genitales como procedentes de su órgano de origen.

“En otras palabras, los nervios conectados a una vagina siempre se registrarán con el cerebro como una vagina, incluso si ahora son parte de un pene construido quirúrgicamente y viceversa”.

“Otro problema importante es que las cirugías de cambio de sexo buscan resolver una disfunción interior con una solución externa. Debajo de todo, estás tratando de curar una herida interior con una cirugía exterior”, concluyó el Dr. Lapper.



Fuente: www.actuall.com
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