Buen, en mi infancia fuí a un Colegio Nacional, así se llamaban, y eran los únicos que había en mi pueblo natal, Lezuza, como en tantos otros; nací en 1.958. Niños a un lado, niñas a otro. Nunca me traumatizó un palmetazo de los Profesores (por cierto, !sabían de todo!). Jugué en la calle, e hice todas las travesuras posibles. Al empezar Bachiller, mi padre nos mandó a colegios privados; somos 5 hermanos. Buenos sacrificios debió costarle. Por supuesto que me hicieron leer clásicos, españoles y extranjeros, fundamentalmente franceses. Disfruté, enormemente, en Valencia, recopilando información en sus muchas bibliotecas para un trabajo sobre el Cantar de Mío Cid. No me traumatizó suspender las Matemáticas de 5º de Bachiller. A decir verdad, nunca me gustaron, pero debo reconocer que -cuando me decidí de firmé-disfruté de las derivadas, integrales y logaritmos neperianos. Con su callado ejemplo, los Maestros, los Profesores (siempre les he nombrado así, con mayúscula), me inculcaron: 1) Voluntad. 2) Esfuerzo. 3) Amor propio y humildad. Hace pocos veranos coincidí con un condiscípulo, tras algunas décadas sin vernos. Me entristeció lo que me dijo. "A los españoles se nos ha aguado el semen"; como a alguien puede parecerle sexista, vamos a dejarlo en "A l@s españoles se nos ha aguado la sustancia".