Yo ya paso la mayor parte de mi tiempo en la Ciudad de México. Pero me duele todo lo que está pasando en Morelos y particularmente en Cuernavaca. Cada vez veo como crece en amigos y conocidos ese sentimiento de desesperanza, impotencia, y frustración. Debo de confesar que me impactó de manera particular el artero asesinato de mi amigo Pablo Moreno; de Macarena, su pareja y las lesiones que sufrió su hija Frida (hija de Macarena). Pablo no era un amigo cercano, pero lo consideraba un amigo. Cuando nos encontrábamos nos saludábamos e intercambiábamos algunas palabras. Ahora me entero que Frida es muy buena amiga de la novia de uno de los mejores amigos de mi hijo. Por lo que ahora también es un suceso que impacta a toda mi familia. Y así están construidas todas las redes de relaciones de nuestra querida Cuernavaca. Lo que califican como un hecho aislado nos impacta a muchos por diferentes lados. Es el tejido mismo de nuestra sociedad el que se ve dañado. Revisando el Facebook esto se hace muy evidente. Desde los cambios de tono de Paco Guerrero en sus diferentes publicaciones al respecto. Los cuales entiendo perfectamente; Hasta la publicación de una amiga que actualmente trabaja en el gobierno del Estado de alguna manera tratando de justificarse decía que solo criticamos a nuestras autoridades, pero que ¿qué es lo que estamos haciendo cada quien en lo particular por cambiar las cosas? Por ahí alguien más decía que ha contribuido con su trabajo, que está al corriente en todas sus contribuciones Hacendarias aunque estas sean después despilfarradas. Que contribuyó seis meses en la campaña de quien el creía era el mejor candidato en su momento. En fin, que es un buen ciudadano. Todo esto me lleva a preguntarme ¿es eso suficiente en estos momentos? ¿Es suficiente ser un buen jefe con nuestros colaboradores? ¿Es suficiente ser un buen esposo y padre? ¿Es suficiente ser un ciudadano que paga puntualmente todas sus obligaciones? ¿O estos tiempos difíciles requieren algo más de nosotros?
reo que la mayoría ya dimos el primer paso que es darnos cuenta de que las cosas están mal y de que solas no van a cambiar. Y creo que muchos nos encontramos en esa encrucijada donde nos preguntamos ¿Y yo que más puedo hacer? Yo haría unas preguntas ¿Qué haces para combatir la corrupción? Si ves un acto de corrupción, el que sea, ¿lo denuncias (formal y públicamente)? ¿O dejas que las cosas fluyan como siempre han fluido y te beneficias de ellas? ¿Cómo realmente estas educando a tus hijos? ¿Qué clase de valores les estas imprimiendo? ¿Platicas con ellos? ¿Los escuchas? Con tus colaboradores es igual, ¿platicas con ellos? ¿Los escuchas? ¿Conoces sus problemáticas? ¿Sabes siquiera donde viven? En la vida pública vemos a personajes nefastos en la política del Estado comenzar a anunciar sus aspiraciones políticas y solo los criticamos en vos baja con los amigos. No públicamente, ¡no vaya a ser que se entere el personaje y sí llegue! ¿Y luego? Esto lo veo mucho con amigos empresarios. ¿Qué estamos haciendo para que todas las personas en nuestros círculos de influencia entiendan lo que representa su voto y la responsabilidad que tienen con él? El que tengan la capacidad de entender quién es quién y qué ventajas o riesgos representan. Que su voz y su voto cuentan, y cuentan mucho. Yo veo muchas áreas de oportunidad que a veces dejamos pasar. Yo sinceramente creo que si constantemente nos preguntamos ¿Y yo que más puedo hacer? Y le dedicamos unos minutos a buscar oportunidades, estas ahí están. ¡Tomémoslas! Compartámoslas con los amigos. Publiquémoslas en Facebook. Ya hay muchos haciéndolo. Pero faltan más. A alguien alguna vez le escuche decir “somos muchos más los buenos que los malos”. Démonos cuenta de eso y hagámoslo valer. Solo una reflexión.
