De forma general, el término de desarrollo está socio al incremento de bienestar individual y colectivo. De forma tradicional éste ha sido medido por medio de indicadores económicos y políticos ligados al proceso de mayor o bien menor desarrollo económico y redistribución de la riqueza; además, ha sido vinculado con el nivel de industrialización, lo que ha determinado una clasificación en países "desarrollados" o bien "en vías de desarrollo". A fines de los años ´70 se integró la dimensión social del desarrollo, si bien siempre y en todo momento privilegiando lo económico. No obstante, en la década del ochenta se presenció el estancamiento y retroceso del bienestar en una gran parte de la humanidad (Bifani, mil novecientos noventa y cuatro).
Y es que medir el desarrollo priorizando los factores económicos no necesariamente deja ver el nivel colectivo de bienestar, puesto que deja de lado una serie de variables que son una parte de lo cotidiano y que condicionan la calidad de vida. En dicho sentido el plano ambiental tampoco ha sido considerado, pese a que está comprobado que hay una relación entre el deterioro ambiental y los niveles de pobreza. La Comisión Mundial sobre Medio Entorno reconoce que la pobreza es la mayor causa y efecto de los inconvenientes ambientales.
Aunque ciertos ámbitos han abusado del término y éste ha sido apadrinado por quienes no lo ponen en práctica, sino más bien utilizándolo publicitariamente con fines únicamente de imagen y de presentarse dentro en las corrientes actuales, es esencial resaltar que muchos organismos nacionales y también internacionales hacen sacrificios por avanzar en este nuevo estilo de desarrollo. Los sacrificios por conseguir el acuerdo y conceptualización del desarrollo sostenible implican a muchos campos de una forma activa.
"Un nuevo estilo de desarrollo debe partir de un replanteamiento de valores que excluya todo género de dominación sobre el ambiente natural y los conjuntos humanos. Este nuevo modelo va a deber fundamentarse en una redistribución justa de los recursos naturales y en mecanismos participativos y democráticos que dejen la presencia activa de los diferentes ámbitos de la población y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.
El manejo conveniente del ambiente natural dejará satisfacer la necesidades básicas de las mayorías sociales en vez de contestar a los intereses de los conjuntos dominantes que no consideran la capacidad de carga de los ecosistemas y también impiden la constitución de una sociedad justa" (Fundación Naturaleza y CEPLAES, mil novecientos noventa y dos).
Fuente: realidadalternativa.net