landiendo armas sin municiones, como son la razón o el sentido común que contienen las leyes naturales, los agredidos pretenden defenderse de sus atacantes, quienes esgrimen atómicos y mortales arsenales contra cualquier ser que se atreva a ejercer la función de opinar distinto a las suyas, pues la misión primordial de los agresores es dejar en claro que la única verdad permitida es la de ellos, aunque implique arrasar con la conciencia del universo que nos dejará a todos, a ellos y a quienes nos oponemos a sus mentiras, viendo el chispero que surge de apenas rozar el cúmulo de sus leyes inmodificables.