Nuestros cuerpos son complejas masas terrenales de tejidos celulares,
ormados después de una copula amatoria entre dos seres materiales,
fuertemente atraídos por la sensación de un placer corpóreo,
aunque mayoritariamente subliminal,
dando lugar a una reacción pirética energética de sus emociones,
conduciendo a sus gametos hacia una atracción sin parangón,
para, a partir de ese momento, convertir a unas células en bólidos desbocados,
sobre la pista de un espacio temporal inmerso entre un universo ilimitado,
algo sencillo pero que la especie humana no ha logrado descifrar,
por lo tanto, se viene creando un corto circuito intelectual, el cual no permite analizar,
que somos simplemente otro objeto natural,
expuesto a las fuerzas gravitatorias de una energía singular,
la cual nace, se multiplica y fenece sobre el tiempo que tiene la vida individual para mutar,
incrustándose en otra dimensión paranormal.