Permanecen más tiempo de lo que se cree,
y de lo que todo el mundo tiene previsto,
en las neuronas y en las memorias de los muertos,
las imágenes de quienes permanecen vivos,
ya que existe una fuerte conexión
entre los átomos que componen la materia de unos y otros,
generándose una reacción energética que prevalece
en el espacio que los separa momentáneamente,
atrayendo, en ambos sentidos, las masas que producen sus ideas,
indicando este suceso que la vida y la muerte
es un proceso reversible, el misterio de lo que sucede
radica en la incapacidad que ha tenido la humanidad
para entender el conducto regular,
por el cual se controla la energía molecular,
lo que hasta ahora a dado al traste con la posibilidad de una eternidad,
dentro de un proceso natural, fundamentada en la transición material,
entonces saltan chispas, en cuanto cualquier organismo interrumpe su funcionamiento,
creándose un campo energético alrededor de sus masas,
indicando esto el momento exacto de un comienzo,
el de una descomposición ecléctica de la energía eléctrica,
principio básico de la idea central, que relaciona a la materia,
por el tiempo que dura el hecho, con el espacio que ocupan los cuerpos.