CORTOLETRAJES HISTORIAS COMUNES PARA GENTES CORRIENTES

 
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Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
[email protected]

www.lenguajedemujer.blogspot.com





El autor pamplonés *Luis Fernando Luna Maldonado, otras veces a dado muestra de creatividad, irreverencia y profundidad con trabajos por todos conocidos. Quién no se ha tropezado alguna vez por las calles de Pamplona con su obra hecha en baldosas antiminas, Victoria; en un compromiso con su país natal.

Con papel higiénico ilustrado muestra que no es necesario una editorial para publicar, invadió con este proyecto las cafeterías, las calles, las mesas y sobre todo las mentes y corazones que esperamos cada mes una nueva edición así sea en el mundo virtual.

Pero, Luis Fernando Luna pintor, publicista y escritor no deja de sorprendernos como artista integral, hoy nos presenta su última apuesta por el arte Cortoletrajes un libro como el mismo lo dice de historias comunes sobre gentes corrientes.

Un libro de 38 relatos cortos que cuenta sobre la vida común que usted y yo como espectadores podemos tener, el amor insertado en los muchos años de convivencia que se acaba tras una carta que tal vez no sirva de nada, aunque como diga unos de sus personajes “se deje media cama, la silla vacía del comedor, el puesto en el sillón (con el control del televisor que siempre fue suyo)”, o el sentimiento de un tatuaje impregnado en la piel como recuerdo eterno de un amor fallido que nos dice en esa voz femenina sin nombre “Qué ingenua como si grabando sus letras se sellara una garantía eterna de nuestra relación”, personajes que se reinventan frente al amor o el sexo en una banca de cualquier ciudad com ocurre en su relato La señora si quiere.

Las pequeñas muertes de la cotidianidad, un todo en el que vivimos entre el afán del trabajo, de las conversaciones, de los eventos convencionales, un todo de vida real, que nosotros como espectadores de nuestras propias vidas no alcanzamos a percibir, pero que el autor Luis Fernando Luna no solo da cuenta de ello sino que lo relata con tranquilidad, sin artificios de escritura, sin tonos dramáticos, por el contrario cuenta de la vida de sus personajes inmersos en lo habitual, en la vida misma que es ahora en este instante en el que estamos aquí. Cada personaje nos recuerda a los que fuimos o lo que somos, y la falta de entendimiento de los unos con los otros, Luis Fernando Luna nos muestra sin ningún pudor como se nos pasa la vida queriendo vivir, en vez de vivir cada momento en lo corriente, en el día a día.

El tono fresco de cada relato y de cada escenario, personajes que surgen con todos sus conflictos humanos que cuentan de forma modesta su propia sabiduría, lo que puede pasar entregando una pizza, pidiendo alguna comida en una café o en una fiesta de cumpleaños.

En la escena diaria que nos muestra el escritor, la profundidad va más allá del texto que nos pone de frente con nuestras actuaciones y experiencias.

La ciudad en estos Cotoletrajes puede ser cualquiera, Pamplona, Bogotá, Madrid, el personaje uno de nosotros.

Aquí una muestra:
Plumas para tres
Desde su ventana y con la luz apagada, el señor Prospĕrus mira cómo dos ciudadanos de la calle se disputan la manta de plumas que él recién ha tirado en la acera, ahí, al lado del contenedor de basura; ese acto de quitarse de encima lo que aún pudiera servir pero que ya no, lo hace simplemente porque le chiflaba una nueva. Se acomoda las gafas para que la oscuridad le deje ver mejor, sin entender muy bien por qué aquellos hombres en su indigencia están
dispuestos a perder -según sus crecientes manoteos- algo de piel o de cabellos por conquistar ese tesoro que tal vez les salve de ese invierno de cuchillo.

El señor Prospĕrus mira su reloj y se va a dormir pues se hace tarde. Esta noche, sin entender muy bien por qué, él descansará con renovada placidez.
* * *
Tu tatoo
-Y yo de bruta voy y me pongo el nombre del judas ese en la nalga. ¿Ah? Qué ingenua, como si grabando sus letras se sellara una garantía eterna de nuestra relación.
Házmelo en letras góticas y en negro le dije al tipo, pensando en lo mucho que le gustaría y que cuando se lo enseñara se daría cuenta de mi intención. ¿Me estás oyendo?
-Sí.
-Es que la señal por acá nunca ha sido buena; si vieras el dolor que se siente.
¿Tú te has hecho alguno? Pero claro, como estaba pensando en él, pues yo decía, lo hago por el amor que le tengo, tan retonta, ¡Uich! Es que me da una piedra recordar cómo me tiré como cinco horas y el musculoso grasiento ese pinchándome y diciéndome pendejadas: ahora sí que lo enganchaste, cuando él lo descubra sabrá cuánto lo quieres…
Eso si es entregarse a alguien de verdad…Debe ser un hombre especial, no?
Y yo ahí, tirada boca abajo mostrándole el culo pelado al cabecipelado ese, aguantando la tortura de la aguja y del heavy metal… ¿Sigues ahí?

-Siiiii.

-¡Huy! Es que me da pánico quedarme hablando sola como una boba y con las ganas que tenía de contártelo pero es que llevo un mes sin marcarle a nadie porque he estado de muerte con la marranada que me hizo. ¿En qué iba? ¡Ah, sí! Tan ilusionada que estaba en mostrarle ese detalle de cariño, imagínate, ponerse el nombre del ser querido en tu piel y en las letras de su gusto no es cualquier cosa, no. Significaba mucho para mí, pero voy y me encuentro con lo que me encontré. ¿No te ha pasado que cuando haces algo por tu hombre te importa un pepino y todas las verduras lo ridículo que le parezca a los demás?

-(...)

-No puede ser, no se me pasaba ni por la cabeza cuando empezó por la N;
a mí me temblaba todo pero me sobrepuse hasta la O final; menos mal que le puse sólo Nando; así le decía solamente cuando hacíamos el amor y yo le gritaba Nando, Nando al llegar a la cumbre del orgasmo. Qué tal si me da por tatuarme su flamante Juan Orlando, ah? Ni que tuviera el trasero tan grande.
Si le hubieras visto la cara que puso. Fue en mi apartaestudio; le dije que le tenía una sorpresita y llegamos y le dije cierra los ojos, y me tiré en el sofá y me bajé muy coqueta la pretina del pantalón y le dije ábrelos y el muy desgraciado me suelta:
¿Y ése quién es? Y otro poco de barbaridades que no puedo poner en mi boca.
¡Ah! Como si nunca me hubiera oído decírselo. Es que es así son, ¿a ti no te pasa que como que te oyen pero no te escuchan? ¿Te crees eso?
No sé qué bicho le picó, pero se dio la vuelta y se largó dejándome congelada
como posando para un fotógrafo de revista. Y apenas me descongelé pues empecé a llamarlo y a llamarlo y nada, se lo tragó la tierra y yo berree como una magdalena hasta que se me pasó de lo seca que quedé.
Y lo peor es que ahora qué voy a hacer; dicen que quitárselo duele más que ponérselo.
¿Sabes qué se me ocurrió el otro día? Pues levantarme algún Fernando y así sólo tengo que agregarle Fer y punto. ¿No conocerás alguno? Recuerda que tú me presentaste al judas, ahora te toca compensarme, ¿me oyes? ¿Aló? ¿Yuli? ¿Yuli? ¿Aloooó? ¡Uich!
* * *
Otros tiempos


Las dos viejitas se sientan en el café de la plaza. Han aprovechado que sacaban la basura en el asilo para escapar por el garaje y salir orondas como si nada, a tomarse algo por ahí.
Toman la carta y leen: Muffins, Plum Cake, SacherTorte, Brownie, Éclaire, Irish Coffee, Capuccino, Milk Shake...

Preguntan al mesero que si no tienen unos panderitos o unos marzos o unas cucas, unas mantecadas tal vez; no señoras y eso qué es; que si tienen un masato, un kumis, una caspiroleta; que no señora, de eso ni puta idea.

Las dos viejitas se levantan y sin media duda, resueltas, toman rumbo al asilo. Miran hacia atrás y comentan que si tuvieran un revólver no sabrían si pegarse un tiro o dejárselo de propina al majadero.


*Nota biográfica tomada de http://www.lunacuartocreciente.com

Luis Fernando Luna. Artista Visual porque antes éramos plásticos.
Comencé a pintar en Brasil para combatir la placidez, dirigí un museo en Colombia porque necesitaban director y estudié grabado en España como escapatoria.

Publicista porque tengo cartón de la UJTL de Bogotá D.C. He trabajado y trabajo como creativo para empresas y agencias de publicidad en Bogotá, Cartagena de Indias y Barcelona, Cataluña, Spain.

Escribidor porque aprendí a escribir a los siete años y ahora, a los casi cincuenta, publico el primer libro.

Ama de Casa porque despacho a pocos metros de la cocina donde cocino.
________________________________________________

Más reseñas en:

www.demoliendo.blogspot.com

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Comentarios más recientes
Johanna Marcela Rozo
Les dejo si página oficial http://www.lunacuartocreciente.com/
 
Daniel Alejandro
Vale la pena leerlo entonces
 
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