Manuel Guerrero Mora: entre luces y sombras andinas.

 
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Tomamos prestado del columnista Jorge Luis Congacha Yunda una reseña del pintor nariñense Manuel Guerrero Mora, publicada en un diario regional en fecha marzo 11 de 2019 por cuanto nos permite una aproximación a la brillante trayectoria de este indiscutible valor nariñense, quizá uno de nuestros más grandes representantes en la pintura ante el mundo entero:



“Manuel Guerrero Mora nació el 24 de diciembre de 1971 en San Juan de Pasto -Nariño. Es un destacado pintor y artista audiovisual que ha presentado sus obras en países como: Francia, Holanda y EE.UU.

Guerrero es ampliamente conocido por sus series Sur, Trópico, Laberintos y Éxodo. Sus obras se caracterizan por la elaboración de maravillosos paisajes y presentación de la geografía del sur de Colombia.

Manuel se formó en la Escuela de Artes de la Universidad de Nariño, donde en 1960 obtuvo el premio de Adquisición por su obra Oración en la Tarde. Posteriormente viajó a la capital del país para desarrollar y ampliar su trabajo artístico, desempeñándose inicialmente como decorador de vitrinas del almacén Sears, como diseñador, publicista, y como instructor de dibujo y diseño publicitario para el Servicio Nacional de Aprendizaje -SENA-. Luego viajó a Medellín en el año de 1968 y un año más tarde realizó su primera exposición individual en la Galería Turantioquia (Medellín).

En Medellín, durante un periodo de cinco años se dedicó simultáneamente a la enseñanza y a la pintura, trabajando como docente de la Academia Superior de Artes de Medellín. Luego se trasladó a Cali, donde trabajó para la compañía multinacional Eagle Pencil.

Hacia finales de los años setenta regresó a Pasto para instalarse definitivamente con su esposa, Gertrudis Quijano, y trabajar de tiempo completo en su obra.

A partir de 1996 comenzó a realizar sus primeras exposiciones en Europa, donde sus obras se “pueden apreciar de forma permanente en la galería Wind en Soest, Holanda. También ha sido exhibida en la galería Arver Space, en el Salón Event Internacional, en el Salón de Fresnes, en Le Comptoir des Arts, en la Biennale Pleins Feux sur Ivry, y en otros salones en París. En el verano de 2000 fue invitado a Le Coche d’Eau, del Museo de Arte e Historia en Auxerre, Francia”.

Se debe aclarar que el maestro Guerrero Mora nace en el año de 1947, un 24 de diciembre, quizá como un presagio de su futuro como apóstol del color y un misionero de luces y sombras en sus prodigiosas y excepcionales acuarelas que han sido admiradas y aplaudidas en gran parte del planeta. No nos queda duda alguna cuando afirmamos que gracias a su arte se ha constituido en un Gran Embajador de Nariño ante el mundo, sus obras reposan en galerías privadas y museos, tener una de sus creaciones es un privilegio que pocos pueden darse el lujo de ostentar.

En el Diario El Nuevo Siglo –noviembre 21 de 2014- se menciona de esta manera su presencia artística y cultural: “El artista Guerrero Mora, bautizado como “el pintor de los Andes” no ha cesado de explorar los universos de formas, espacios, luz, poesía y color propios del Sur, su tierra natal, desde 1960, año en que la Universidad de Nariño le otorga el premio de Adquisición por su obra Oración de la Tarde, en sus primeros pasos de este largo camino de pasión artística. Después de una etapa experimental, influida particularmente por Obregón y otras figuras del arte moderno nacional, el artista decide emprender la búsqueda de un estilo propio y encuentra en el paisaje la fuente inagotable de expresar sus más profundas emociones”.

Igualmente “el escritor y poeta Juan Gustavo Cobo Borda en el prefacio del libro Guerrero Mora (diciembre 2003): “…sus pinceladas fuertes y enérgicas, en trazos oscuros, terminan por fijar no un horizonte sombrío, sino más bien las sucesivas capas de una geología en tensión, que se resquebraja en ángulos, cortes, hirientes superposiciones que torna lo idílico del paisaje, contemplado desde lo alto, un feroz combate de formas. Hay pugnas, estallidos y conflagraciones de color.” Las obras de Manuel Guerrero interpretan con maestría ese rico abanico de la naturaleza y geografía del sur, del trópico, de los Andes…El trabajo insistente sobre el tema del paisaje se encuentra contenido en la serie SUR, con obras que van desde mediados de los setenta hasta la actualidad”.

Con motivo de la publicación de un video de una exposición realizada por el maestro Guerrero Mora en el Carsons Restaurant de Chicago – Illinois y subida en diferentes redes sociales, confieso que no he podido contener el impulso de escribir una nota periodística sobre lo impactante que resulta para el ojo humano la percepción de sus cuadros que iluminan la retina al punto de confundir los colores con el éxtasis de los sonidos que lo acompañan. Una mezcla que resulta en explosiones de sensaciones y emociones, que nos elevan a la categoría de observadores-participantes al extremo de querer retener indefinidamente esa cascada de colores que se desprende de cada una de sus obras.

Todo el contenido onírico de sus pinceladas va tomando forma en su sentido andino que despliega en cada trozo de sus telas. Una mirada de mundos encontrados en batallas insostenibles e indefinidas, una narrativa que se entiende cuando sus cielos se ven formados de la misma materia etérea que expresa su mente. Un juego de luces indescriptibles que engañan la mente en su percepción biológica y emocional, una especie de cocreación en la cual su papel es similar al de ese dios judío del cual emanan sombras y luces por igual.

La obra de Manuel Guerrero Mora debe constituirse en un PATRIMONIO CULTURAL NARIÑENSE y reposar en una casa museo que permita a propios y extraños valorar, contemplar y extasiarse ante cada una de sus creaciones.

Gracias a este video que hoy podemos disfrutar en las redes sociales hemos podido acercarnos a la magnífica obra de este pintor nariñense que ha trascendido espacios y tiempos conduciéndonos por nuevos paraísos de color, armonía y sonoridad.
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