Ramón Sánchez es custodio de su muro de botellas de plástico. Poco a poco, ese cúmulo de desechos inorgánicos va a convertirse en su primera casa. Un centenar menos de basura que irá a contaminar por 100 años algún lugar (ese es el tiempo mínimo que tarda en degradarse). El plástico se ha convertido en una solución para el consumo y en una amenaza mundial para el Medio Ambiente. Es barato, práctico, pero plantea un problema vital: ¿qué hacemos con él?
El mundo genera un total de 260 millones de toneladas de residuos plásticos; no sólo de botellas, sino de bolsas, envases de yogures, sachet de leche, juguetes, etc. Se consume un millón de bolsas de plástico por minuto en todo el mundo, según publica abitat.net y una familia utiliza un promedio de 5,4 bolsas a la semana.
El ritmo de reciclaje no puede llegarle ni a los tobillos al nivel de producción y descarte. Pero Ramón no sabe todo esto; solo entiende que con esas botellas -y lo que ellas contienen- él va a conseguir un techo propio en un terreno prestado.
Vive en el Barrio 2 de Septiembre, que se extiende desde la Alfredo Guzmán, a la altura de la capilla del Divino Niño, y llega hasta el camino de Sirga. Su muro forma parte de un proyecto que inició el padre Miguel Alderete Garrido mientras estuvo al frente de la capilla. Su idea de generar un proyecto ecológico prendió en un grupo de fieles y de voluntarios que comenzaron a juntar las botellas con la finalidad de levantar paredes para quienes lo necesitaran.
Hace dos semanas comenzaron a construir el muro de Ramón. “Solo gastamos $90 en cemento de albañilería, el resto son todos elementos reciclados”, explica Sebastián Simonero, permacultor y quien ofreció sus conocimientos técnicos sobre construcción con este material.
¿Qué se necesita?
Calculan que es posible armar un ecoladrillo en un minuto. ¿Cómo? Colocando en su interior desechos inorgánicos (esos mismos que se producen en una casa). Adentro de cada botella o PET (las siglas de politereftalato de etileno) se introducen bolsas, pedazos de juguetes, trabas, gomas, sobres de jugo y más, mucho más. Los cimientos son de cubiertas viejas de auto. “Se cava un poco y se compacta tierra en su interior a mazazos”, explica Sebastián. Con esos cimientos está garantizada la estabilidad del muro. Hay técnicas -añade- para que las paredes soporten cualquier movimiento telúrico, por ejemplo darle una leve curvatura. Sebastián no habla desde la teoría, él mismo ha construido su casa con estos materiales y allí vive con su familia.
“Las botellas de PET son lo que más contamina, así que utilizarlas cerraba todo el circulo”, comenta Sebastián.
Daniel y Mónica Lares fueron dos de los vecinos que más impulsaron el proyecto. Ahora su casa se ha convertido en depósito y cuentan con más de 50 bolsas de arpillera repletas de botellas que fueron acercando los feligreses y que todavía siguen recibiendo.
Cuando el padre se fue de la capilla, ellos tomaron la posta. “La idea intelectual fue de él. Surgió hace cinco meses de charlas en las que nos preguntaba cómo podíamos hacer para cuidar el Medio Ambiente”, explica Daniel desde su cama, donde reposa luego de una operación de vesícula. Comparte el angosto lecho con botellas que va llenando. Una manera de aprovechar el tiempo mientras no puede moverse.
La ausencia del sacerdote los ha llenado de tristeza, confiesa. “Ver la ilusión del padre nos iluminaba a nosotros”, dice Daniel. Sin embargo no se dan por vencidos y pretenden cumplir con el compromiso. Desde la Fundación Manos por la Paz (creada por Alderete Garrido) siguen en contacto y planean varias obras más, utilizando este material.
De hecho el proyecto recibió el visto bueno del papa Francisco, quien se comprometió en visitar el barrio cuando pasara por Tucumán en 2016. En marzo el sacerdote fue invitado a Roma por la Congregación Apostólica Marta y María. Allí tuvo la bendición de concelebrar una misa con el Papa en Santa Marta y el cura tucumano se dio el gusto de regalarle una estola y contarle sobre el emprendimiento de reciclaje. Una razón más para no bajar los brazos.
¿A qué llamamos plástico?- Plástico es el nombre genérico de varios derivados: PVC, Poliestireno, Policarbonato, PET, Polietileno de alta o baja densidad, polipropileno, etc.
Un riesgo para la salud.- Hay estudios que confirman su vinculo directo con enfermedades y complicaciones como: diabetes, autismo, cáncer, partos prematuros.
Muchos recursos.- Satisfacer la demanda de botellas de agua en Estados Unidos, requiere el uso de 17 millones de barriles de petróleo anuales
Lo más tóxico.- Se trata del compuesto de bisfenol A (BPA o Bisphenol A) que se utiliza para fabricar policarbonato de plástico. Este a su vez se usa en la fabricación de: mamaderas y botellas de agua, equipamiento deportivo, dispositivos médicos y dentales, anteojos orgánicos, CD y DVD y todo tipo de electrodomésticos.
Para conocer más.- “Plastic Planet”, la cara oculta del plástico, es un documental escrito y realizado por Werner Boote. Ofrece cifras alarmantes. Veamos algunas:
La “edad del plástico”.- La cantidad de plástico que hemos producido desde que comenzó “la edad del plástico” es suficiente para envolver al planeta seis veces. Todos creemos que el plástico es bueno.
Riesgo ambiental.- El plástico es el principal responsable de la muerte de más de 1 millón de aves y de 100.000 animales mamíferos marinos y tortugas cada año. Puede ser por la propia contaminación que el plástico provoca o por otros motivos, como su ingestión o el enredo en el cuerpo de estos animales.
Una mancha en el mar.- La ONU informó que cerca de 18.000 piezas de plástico son las que flotan por kilómetro cuadrado en los océanos. Las bolsas de plástico cubren miles de kilómetros del fondo marino. En algunas áreas del Océano Pacífico no se ha podido encontrar el fondo, pues está cubierto por espesas capas de superficie plástica.
Sin retorno.- Pero ¿se puede vivir sin el plástico? La respuesta es no. En la actualidad es imposible prescindir de este derivado del petróleo. Hoy todas las áreas de la industria depende de el. Pensemos en algunas cosas que están hechas de plástico: piezas de motores, envoltorios, envases de todo tipo, mobiliario, fibras textiles, pelotas de fútbol, utensilios de cocina, juguetes, mamaderas, chupetes, mangueras, aparatos eléctricos y electrónicos.
Más cifras.- Por año se producen en el mundo 500 billones de bolsas de plástico. El 20% de la basura que se recoge en las playas son bolsas. Irlanda, que fue la primera en Europa en poner impuestos a las bolsas plásticas en el 2002, según publica el blo siendo-humanos.blogspot.com
Fuente: www.lagaceta.com.ar
