¿Es la masonería una institución política?
Miles de páginas se han escrito acerca de la Masonería, a lo largo de la historia se le ha definido como centro Secta, Centro de Religión, Grupo de Conspiradores, etc., muchos se preguntan acerca de si ¿La Masonería es una institución política, o en sus Templos desarrollan actividades políticas? Si bien existe una larga lista de estadistas, reformadores, revolucionarios y patriotas que fueron masones, lo cierto es que la Masonería “NO” es una organización política, quienes así lo piensen están equivocados, como suele equivocarse quien examina superficialmente las cosas y no escudriña tras las apariencias para aquilatar su verdadero significado.
Sin embargo, es indesmentible que a sus filas han pertenecido hombres como Voltaire, Washington, Bolívar, Martí, Juárez y Madero; también de ellas han surgido grandes sabios y artistas, como Franklin, Newton, Mozart, Beethoven, Wagner, Edison, Kant, Spinoza, Rutherford, H. G. Wells, Einstein, Oppenheimer, Dewey y tantos otros más que nunca se ocuparon de la política, como no fuese desde un plano filosófico y humanista.
Pese a los esfuerzos de quienes en ciertas épocas han pretendido desentenderse del carácter real de la institución y han hecho esfuerzos por transformarla en bandera política, la Masonería ha conservado, hasta ahora, su verdadera naturaleza de escuela y taller en donde se forja la personalidad y evolucionan las facultades más nobles del hombre.
Si bien de sus talleres han surgido estos grandes hombres, han sido por sus propias convicciones las que le han llevado a incursionar en el ámbito político, deportivo, artístico u otros. Lo que la Masonería les ha enseñado es que aprendan a luchar consigo mismos antes de relacionar sus ideas con el mundo profano, para limar así sus asperezas y fortificar sus almas, mostrándole el camino de la convivencia fraterna, el respeto mutuo, la dignidad y la disciplina. Ha inflamado sus corazones con el amor a sus semejantes y la santa indignación contra la injusticia y la tiranía que degradan al hombre y encadena su pensamiento.
La Masonería, puede ser muchas cosas, escuela de docencia, centro de encuentro espiritual para hombres libres, referente de paz y amor, y mucho más; pero lo que no es, no ha sido, ni será jamás, es un partido político, ni una organización militante al servicio de tal o cual encumbrada personalidad, aunque sus detractores así le hayan descrito con demasiada frecuencia. Y no puede serlo, porque de lo contrario perdería su sentido humanista universal, quedando a merced de las contingencias y a la mezquindad de las lides personalistas.
Consecuentemente, la Masonería está por encima de la política y, sobretodo de la politiquería.