Gracias al esfuerzo de organizaciones que acuden en ayuda de familias de desaparecidos en alta mar, la verdad sobre los cruceros va resultando más difícil de ocultar. Desde el año 2010 los cruceros que amarran en puertos estadounidenses ya tienen la obligación de informar de ciertos crímenes tales como robos de más de 10.000 dólares, peleas donde resultan heridos, y la desaparición de pasajeros o tripulantes. La policía y el FBI ahora pueden investigar en un crucero, pero sólo si ciudadanos estadounidenses han sido afectados. El resto nos jo!#@mos. Desde este cambio en la ley el número de crímenes sobre los que se informa se ha multiplicado por 30.