Muchas personas aprovechan el lecho de muerte para agradecer, arrepentirse o perdonar. Es en ese momento donde solo importa su esencia, nada material o superficial tiene valor cuando se deja la vida terrenal.
Ante la inminencia de la muerte, el hombre mira cara a cara su verdad y surgen, en la confesión, sus arrepentimientos más profundos.
¿Puede una persona confesar sus errores y arrepentirse en los últimos momentos de su vida, al enfrentar la muerte y conseguir así la misma salvación que alguien que haya sido un cristiano y practicado la fe durante muchos años? La respuesta es ¡SÍ!
Esa es una pregunta difícil, pero creo que es fascinante. Hablamos de confesarse y tener fe al borde del abismo, enfrentando la muerte, cuando la gente se lamenta en momentos de crisis y/o desesperados, posponen entregar sus vidas a Dios y confesar sus pecados en su lecho de muerte.
Algunas personas dicen que no tiene sentido para alguien que haya sido un cristiano toda su vida estar en el mismo estado que alguien que hizo lo que le vino en gana, y no fue sino, hasta el último momento de su vida moribunda, que buscó arreglar sus cuentas con Dios... Pero recordemos que Dios tiene otra medida que no es la nuestra.
Estas son algunas de las cosas más comunes que las personas se confiesan antes de morir:
1. Di mal ejemplo y lamentablemente hubo quien me imitara.
2. El dolor frente al que fui indiferente.
3. Las personas a las que lastimé o causé daño de cualquier forma.
4. Las palabras necias, vulgares o groseras que salieron de mi boca.
5. Las promesas que no cumplí.
6. Las cosas que compré y que no necesitaba o que nunca utilicé.
7. El tanto tiempo y mucho esfuerzo que mostré para conceder algún perdón.
8. Los ratos en que he podido y debido orar más y sobre todo con más amor.
9. No haber corregido a tiempo a los que tenía que haber educado mejor.
10. Haber callado tantas palabras de reconocimiento, elogio o ánimo para quienes lo merecían y necesitaban.
11. Haber huido tantas veces de la Cruz.
12. La soledad de Cristo en el sagrario me duele.
13. Haberme quejado mucho más de lo que he agradecido.
14. Atribuirme los triunfos a mí y los fracasos a las circunstancias.
15. Ser cómplice de chistes contra Dios, la fe o la Iglesia.
16. ¡Tanto tiempo simplemente perdido; tiempo que ya no puedo recuperar!
17. Haber perturbado la inocencia de alguien o bloqueado los sueños de algún otro.
18. Aprovecharme de que alguien me quería para sacar algún provecho.
19. Disfrutar la adulación aun sabiendo que es falsa.
20. Personas a las que no visité porque me parecían poco interesantes, educadas o útiles.
21. Me faltó amar; amar mucho más a Dios y muchísimo más a mi prójimo.
¿Te arrepientes de algo que hiciste o que dejaste hacer? Agrégalo en un comentario.
Fuente: www.pildorasdefe.net