ECO GOBIERNO GLOBAL PLANETARIO CONTRA IMPACTO DE ASTEROIDE

 
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Eco Gobierno Planetario, proyecto del arquitecto Roberto Gomes, afirma que el impacto de un asteroide puede poner fin a la vida sobre la Tierra. Para evitarlo es necesario desarrollar tecnología que permita desviar la trayectoria del objeto. Con este objetivo se destinarán 3 mil millones de U$S año, hasta contar con los elementos necesarios. Esto es más importante que un viaje tripulado a Marte.

ECO GOBIERNO GLOBAL PLANETARIO CONTRA IMPACTO DE ASTEROIDE



Ya ha ocurrido y volverá a suceder. El impacto de un asteroide contra la Tierra es una amenaza real. Y para causar grandes daños no tendría que ser tan enorme como el que hace 65 millones de años aniquiló a los dinosaurios y al 75% de las especies que vivían entonces (se cree que medía unos 10 kilómetros).
Lo demostró el 15 de febrero de 2013 la roca de 17 metros que inesperadamente cayó en Chelyabinsk (Rusia), provocando un millar de heridos y daños materiales por valor de 40 millones de dólares. La diferencia es que ahora, aseguran los científicos, podríamos ser capaces de localizar con antelación un asteroide peligroso e intentar desviar su trayectoria.
Desarrollar las tecnologías que permitan cambiar la órbita de un asteroide que se dirija a nuestro planeta, es posible, pero se trata de una tarea compleja, cara y para la que hace falta mucho tiempo. Así que, a pesar de que los astrónomos que monitorizan los cometas y asteroides cercanos a la Tierra (llamados NEO, Near Earth Object) no han detectado por ahora ninguno que suponga una amenaza, agencias espaciales como la estadounidense NASA y la europea ESA preparan ya esa misión.
Aún no tienen localizados todos esos grandes asteroides que creen que existen, así como otras rocas más pequeñas cuya capacidad destructiva podría ser alta si caen en un sitio muy poblado: «Hemos descubierto ya el 95% de los asteroides de un kilómetro o más que el modelo [matemático] nos dice que deberían existir. Nos quedaría aproximadamente un 5% de objetos de ese tamaño que podrían devastar la vida en la Tierra, pero no sabemos dónde están».
Por otro lado, hay alrededor de un millón de rocas con un tamaño inferior a 30 metros, es decir, más grandes que la de Chelyabinsk (de 17 metros), que tampoco tienen localizadas: Dependiendo de dónde cayeran, potencialmente podrían destruir una ciudad. De modo que parte de nuestro esfuerzo consiste en descubrir sus trayectorias para poder averiguar qué amenaza representan realmente.
El riesgo de choque, pues, no parece inminente pero tampoco está descartado: Podría impactar un objeto, pero basándonos en los modelos y en la frecuencia con la que asteroides de distintos tamaños chocan contra la Tierra, es improbable que en nuestro tiempo de vida caiga un objeto lo suficientemente grande como para causar una gran destrucción.
Por ejemplo, se estima que un asteroide del tamaño del que acabó con los dinosaurios (10 km.), cae cada 100 millones de años. Si nos vamos a una escala más pequeña (asteroides de 20 metros, similares al de Chelyabinsk), la probabilidad es que impacte uno contra la Tierra cada 100 años.
Y objetos como el que arrasó en 1908 Tunguska, una zona de Siberia despoblada (medía entre 60 y 100 metros) caen cada miles de años. Asimismo, es posible y probable que asteroides de gran tamaño hayan caído en el pasado en el océano sin haber sido detectados previamente, pues los mares ocupan la mayor parte de la superficie terrestre.
Uno de los ejes del programa Asteroid Grand Challenge es acelerar la localización de asteroides potencialmente peligrosos, que es el primer paso y el más difícil. Encontramos unos 1.000 asteroides cada año, pero tenemos planes para ampliar la búsqueda y descubrir unos 10.000. Para ello, necesitaremos un nuevo telescopio terrestre centrado sólo en esa tarea.
¿Y cuál sería el plan si detectaran ahora un asteroide de gran tamaño que se dirigiera a la Tierra? Depende de muchos factores. Uno de ellos es cuánto tiempo tenemos hasta que llegue. También de cómo de grande sea el asteroide, y de qué esté compuesto.
Con poco tiempo, escapar sería prácticamente la única opción. Si encontramos un asteroide que va a chocar en sólo un par de años, la mejor solución en la actualidad sería dar una alerta y prepararnos para evacuar a la gente.
Si disponemos de varios años, por ejemplo, cinco años, las opciones son también limitadas porque lleva bastante tiempo diseñar, desarrollar y ejecutar una misión espacial. En ese plazo de tiempo, de las soluciones que barajan, la más viable sería enviar un misil o una nave espacial muy pesada a gran velocidad para que chocara con el asteroide y cambiara su órbita. El misil no tendría que destruir el asteroide, porque corremos el riesgo de que se formaran varios fragmentos. Lo mejor es que lo golpee, pero que no lo rompa.

Si detectamos un asteroide muy masivo y tenemos un plazo de tiempo de 20 años, podemos diseñar y desarrollar una misión. Pensamos que un tractor gravitacional, o la masa de una nave espacial que se sitúe cerca del asteroide peligroso, podría cambiar su órbita en el transcurso de muchos años sin necesidad de tocarlo, debido a la gravedad de esa gran nave. No habría necesidad de moverlo mucho, porque en el espacio las distancias son tan enormes que, con desplazarlo un poco, conseguiríamos desviar su trayectoria para que ya no supusiera un peligro.


DESTRUCCIÓN EN TUNGUSKA

Afortunadamente cayó en una zona despoblada. El 30 de junio de 1908 la explosión causada por el impacto de un objeto rocoso de entre 60 y 100 metros arrasó la región siberiana de Tunguska, en Rusia. Coincidiendo con su aniversario, el 30 de junio de 2015 se celebrará por primera vez el Día del Asteroide. Se trata de otra iniciativa internacional que pretende movilizar a ciudadanos de todo el mundo para aunar esfuerzos y preparar a la Humanidad para hacer frente, en el futuro, a la amenaza de un asteroide. El prestigioso astrofísico británico Martin Rees fue el encargado de leer, el pasado 3 de diciembre, la Declaración 100x, en la que se marcan como objetivo acelerar la detección de objetos peligrosos para que en los próximos 10 años, se logre localizar 100.000 NEO al año. «Tenemos la tecnología necesaria para cambiar la situación», dicen los firmantes. Se han adherido a este movimiento personajes del mundo de la ciencia, la música y los negocios, como Richard Dawkins, Brian May, Brian Cox o Alan Eustace, así como 38 astronautas y cosmonautas entre los que están Jim Lovell, del Apolo 13, y Alexey Leonov, el primer humano que dio un paseo espacial. «A diferencia de otros desastres naturales, sabemos cómo evitar los impactos de los asteroides», aseguran en la declaración.

Fuente: http://www.elmundo.es

Fuente: www.ecogobiernoplanetario.wordpress.com
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