En principio debemos detenernos en los dos términos que hacen a este articulo para llegar luego a su articulación. Son sin duda sustanciosos y con mucha historia y seguramente no podremos desarrollarlos en toda su profundidad y extensión.
Intentaremos dejar expresado la dificultad que encierran y su posible fertilidad clínica.
Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que la historia de la humanidad es la historia de la representación.
Desde sus orígenes el hombre opero sobre la realidad haciéndose representaciones de ella, es decir como plantea la biblia “en principio fue el verbo”. El verbo es la acción representada.
Todo lo que el hombre hace y a hecho no es más que representarse la realidad y actuar sobre ella.
Desde Demócrito ,hasta Parmenides ,pasando por Heráclito y todos los filosofoss antiguos hasta llegar a Kant no hicieron más que intentar definir, qué es eso que llamamos realidad y como la ha-prendemos.
Todo mediante representaciones acústicas, simbólicas, pictóricas o graficas.
Llegamos a un punto donde el escepticismo y el nominalismo derrumbaron muchos sueños quedando el idealismo y el realismo derrotados.
El puntapie inicial lo dio Kant luego Schopenhauer, Nietzsche y definitivamente Freud instalaron la sospecha.
La ciencia les dio la razón nada es lo que pensamos y vivimos al límite de las certezas o en una incertidumbre hablada.
No podía escapar la sexualidad a esta problemática representacional.
Si hacemos un recorrido sintético podemos partir de la reproducción sin representación pasando por la guía religiosa llegando a la representación virtual y el género como representación de lo que alguna vez fueron las diferencias de los órganos.
Hoy después de tanto conocimiento acumulado podemos intentar explicar que representaciones se juegan en la sexualidad.
Hay teorías que plantean que la realidad que vivimos es un efecto de otra realidad.
Partiendo de este postulado podemos decir que la sexualidad es consecuencia de un efecto de aquello no sexual.
Llegaríamos entonces al resultado que la sexualidad cristaliza una representación no sexual.
De un extremo a otro los sujetos están atrapados en un oscilante vaivén de representaciones que van desde la posibilidad de que algo ocurra o no ocurra; la impotencia; el vaginismo.
El laberinto del deseo que anhela acceder o apoderase de lo que no está a su alcance ; la violación.; la discordia para reconciliarse, la violencia de género .
Asi también representar aquello que mi partener quiere tener ; géneros multpiles.
En definitiva el placer como resultado de la sexualidad radica en una representación previa del a-posteriori, es decir la estructura de las creencias, el amor y el poder
Este método de lectura sincrónica no etiológica de las representaciones promueve un nuevo sentido de como intervenir sobre lo que llamamos sexualidad.