LA PLANTA DRAGÓN

 
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CAPITULO l

LA PLANTA DRAGÓN

El despertar.

Ha salido una planta dragón en mi casa. Esta dentro de las 10 especias más tenebrosas y espeluznantes del planeta. Empezó a salir de una manera tímida, como si tuviera Vergüenza detrás de un dispositivo armado en forma casera para colgar la ropa.
Al pasar al menos unos días; o una semana, la verdad no lo sé; porque el tiempo cada vez pasa más rápido para mí. Tenía al menos unos 2 metros de largo. Su carácter tímido había desaparecido y la verdad que ya no me parecía tan simpática. Tenía razón de ser, su cambio de personalidad; estaba dando sus frutos. Aquellos eran parecidos a esas bolas mediavales que eran usadas para la lucha.
Esto cada vez se hacía más extraño, sentía que me miraba, que me espiaba… y muchas veces sentía como un sonido extraño. Como los rechinamientos de unos dientes a punto de explotar.
No aguante más. Empecé a buscarla por la web; muchas parecidas pero ninguna la igualaba. Esa planta tenía alma…yo lo sabía. Y ella también sabía que yo sabía. Pero igual seguí en la búsqueda estrepitosa. ¡Ahí encontré una imagen! era ella…pero no…Que raro, y venía desde el fondo de mi casa a la computadora, para ver si eran parecidas; se podría decir que sería un familiar de ella. A esta altura me sentía que había encontrado un familiar de una planta? Lo deje pasar. La verdad que no era igual, pero si parecidas. ESTA PLANTA, O LA PARIENTE, YAAAAAAAAAAAAA NO LO SEEEEEEEEE. Era oriunda de Madagascar. AY AY… Esto se empezó a empeorar. Madagascar ni se dónde está en el mapa!! Por dios!! Como vino está planta hasta acá? Quien la trajo? Porque en mi casa? Y este punto de parirrrrrrrrrrr!!!
La planta Dragón era un nombre que le puse, porque en realidad su nombre es otro. Para mi va a ser este. ¿Porque?... Dicen que todos tenemos un animal dentro nuestro. La energía que te impulsa y la identificación con algunos seres son muy particulares. Pero esta tenía espíritu guerrero, místico, sumamente misterioso y sé que tenía un secreto guardado y era para mí.
Había veces que pensaba que solo estaba acá para hacerme daño. Por qué nació en un lugar muy propicio para lastimarme. Pero tampoco la quería matar. Quizás ella emanaría algo para cambiar mis intenciones. Porque llegaba hasta allí con la tijera, con algún cuchillo para cortarla y volvía pensando lo hermosa que era. Cuando giraba mi cabeza para entrar a mi casa sentía que ella me devolvía la mirada de agradecimiento.
Vanina Alejandra Sario.
8 de febrero de 2013
Las plantas no mienten!... y en sus tallos habita su memoria….Nosotros; los seres comunes, tenemos la osadía de perderla en forma selectiva. Osadía. Perversión, destrucción, comienzo.
Este ser me conectaba con lo más íntimo. Las abejas se acercaban a ella, haciendo un sinfín de melodías; en mayores y raramente el abejorro en menor. El gozo de estos, se lo percibía observándolos, tan solo detenidamente. Iban y venían; gritoneando como un orgasmo colectivo. Y era de no creer pero la planta se erguía de una manera que parecía alcanzar unos metros más. Se sentí la comunión de todas las plantas rededor, como si esta fuera la reina de ellas. Reina tirana? Creo que se parecía más a una demagoga. Porque concedía placeres a cambio del bienestar personal.
La hierba buena emana ese olor fresco y característico. ¡Todos al unísono! El sol no quería perder su protagonismo egocéntrico; y le regaló un rayo de su luz atreves del paraíso.
Una tarde de carnavales, una tormenta arraso la ciudad. La lluvia era intensa, incansable; de esa que son abundantes y hacen burbujas en el suelo.
En seguida pensé en ella. ¿¡Que sentirá?! ¿Qué le pasara? Salí de mis aposentos y fui curiosa a verla, escondida en la ventana. No quería que me viera. No quería de ninguna manera otórgale un poder que seguramente ya tenía.
Ahí estaba. Como dormida. Si!!! Estaba dormida totalmente!! Era alrededor de los 7 de la tarde. Casi oscurecía. ¿Dormía?...! Que locura ¡la única solución para que esto termine es arrancándola. Matándola. Desterrándola de mi territorio. Este lugar era mío y me pertenecía. Ahora tengo que tomar coraje. No parecía estar en su esplendor. Tengo está oportunidad.

Entre en el dilema de pensar una cosa y sentir otra…Camine hacia ella, en forma ligera y poniendo en cada paso, una gota de adrenalina en mi corazón. Llegue. La lluvia era muy fuerte y me estaba mojando de tan manera en que mi piel sentía como una especie de fiebre. No sé si era frio o calor, era la misma sensación; pero no podía saber cuál. La miré Tiernamente…como se mira un bebé al dormir. Parecía tan inocente.
Cuando quise darme cuenta, había pasados muchas horas. Eran las tres dela mañana; yo seguí ahí
En la misma posición de admiración, de encantamiento. Me encontraba en piloto automático hacía más de 4 horas. Como quien no quiere la cosa guarde mi tijera en el bolsillo y entre en la casa disimuladamente. Por las dudas. Cerré la puerta con llave y deje entreabierta la ventana. Ella esta despierta y sabía bien lo que había pasado.
Vanina Alejandra Sario
9 de marzo

Una paloma yacía al lado de la planta dragón. No era paranoia; era mortal!! La odie tanto porque se veía el gozo de esta frente al cadáver del pájaro. No lo pensé; actué como impulso y sin protegerme de nada, le tire mi mano para lastimarla y arrancarle tan siquiera uno de sus hijos que colgaba con vanidad. Sin más remedio, metió su aguijón anaranjado en uno de mis dedos. El dolor era insoportable. Superaba mi bronca. Ella ganó. Ahora solo esperaba mi muerte.
Espere. Minutos eternos. Mis manos no se hinchaban ni se enrojecían. Solo y detenidamente y sin poder creerlo desparecía una cicatriz que venía de mi infancia….
CAPITULO 2
Maldito prejuicio.
Por varios días no salí a mi jardín. Era cómplice de algo terriblemente demoníaco. Pensaba muchas veces de decirle algún enemigo que la venga a cortar y matar dos pájaros de un tiro. Alguna amiga traicionera, algún ex descabellado (me refiero a sin cabello). Pero ninguno había sido tal malo para causarle la muerte realmente. Como buena neurótica de ley, solo me queda en la fantasía y me extasiaba con ella. Siempre la curiosidad me gana y salí a regar las plantas que seguramente estarían todos secas por el gran calor que hizo este verano y con solo una tormenta en su haber.
Extraordinariamente las floras gozaban de su verdor.
Ella a sus pies, como una araña insaciable que había tejido sus redes invisibles; se encontraban infinidades de despojos de seres pequeños, la mayoría pájaros. Zorzales, picaflores, chingolos, gorriones, ratuchas, cotorras, palomas comunes, monteras y torcazas, benteveos…y hasta las astutas calandrias. Porque le sacaría la vida a estos animales indefensos; porque a mí me había otorgado una bondad. ¿Que procuraba de esta alianza?
Una mariposa se arrima a una de las flores; quedaban muchas de ellas. Aún no se había trasformado en fruta. Y ahí permaneció sin percibir mi figura.
Asistí a un milagro… se trasformó en una de aquellos galerones que ya no se ven tan seguido, y de unos colores que jamás he visto en lo que va de mi mediocre vida.
Vanina Alejandra Sario
11 de febrero de 2013

La dulce espera.

Que inquietante y mezquina noche; una vez más la persona que tanto esperaba no venía. Todas las veces que esperaba una velada inolvidable. Caía en la realidad de las tretas vanas. Llegadas tardes, un mensaje a último momento, alguna historia histérica. Solamente la persona que lo cuenta lo puede creer.
Que es lo que esperaba del otro. Que ilusión estaba perenne en mis engañes.
Para todo esperaba, a todo doy una oportunidad. No es mejor cortar de raíz las cosas.
¡Que ganamos con el romanticismo!¡ A quien le sirve!. Solo a mí corto y lastimo.
Solo en mis brazos están las marcas de las esperas. De salidas de la escuela y de que nadie me viniese a buscar. Caminaba por mi barrio lleno de moras, las juntaba; las iba comiendo para que el camino amargo de la espera se hiciera más dulce.
Siempre esperando, siempre esperando.
Suena el timbre de mi casa. Era él. Mi odio junto al deseo de destrucción eran descomunales.
Sentía una fuerza que jamás tengo habitualmente, no era enojo. Era poder, potencia, pujanza.
Abrí la puerta; sin dejarlo hablar, para que me dé una explicación estúpida; tape sus labios, lo mordí hasta que sangrara. Arrebate su rompa he hice el amor como nunca lo hubiese hecho.
La pasión se sostuvo por una hora. Nunca lo miré a los ojos. Cuando volví en mí. Sus ojos estaban llenos de miedo. Eran ojo de ternero que sabe bien su destino. Lloraba. Y a mí no me importaba. Por primera vez.
Vanina Alejandra Sario
12 de febrero de 2013
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Comentarios más recientes
Daniela S.
jajajaja divertidísimo
 
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