La bipolaridad no es una enfermedad para tomar a la ligera, ni como un chiste de mal gusto. Quizás a muchos de los lectores los hayan tildado alguna vez, de "bipolares" por sus cambios de humor o bien, también haber señalado a alguien diagnosticándose sin saber realmente si sufre del trastorno.
No cualquier alteración en el estado de ánimo se traduce en bipolaridad. Sigue leyendo para aprender sobre esta condición y sus síntomas.
Sube y baja emocional:
Imagina vivir la mitad del tiempo exultante y desbordante de energía y la otra mitad deprimida, incapaz de moverte de la cama. A grandes rasgos, así se manifiesta la bipolaridad, una enfermedad atribuida a factores biológicos y ambientales, que repercute en el estado de ánimo.
Quienes la sufren viven en un sube y baja emocional, oscilan entre períodos de manía y depresión.
¿Cómo diferenciar la bipolaridad de las variaciones normales del humor?
En general, los cambios son más frecuentes, más intensos y más duraderos. Comienzan a afectar las relaciones interpersonales, así como el desempeño laboral o escolar. Si bien una persona bipolar puede tener momentos en los cuales su estado de ánimo se estabiliza, si no recibe ningún tipo de tratamiento, los giros en su humor volverán una y otra vez.
La buena noticia es que este desorden mental se puede tratar y es posible llevar una vida normal.
Algunos signos de alarma:
Estos son varios de los síntomas que una persona bipolar sufre en las fases maníaca y depresiva.
Fase maníaca
• Te sientes tan feliz que ni las malas noticias, ni una tragedia, pueden alterar tu estado de felicidad pura.
• Sientes ira o irritabilidad extrema, repentinamente.
• Tienes delirios de grandeza o de misticismo. Piensas que tienes un vínculo especial con Dios, algún famoso o líder político.
• Sientes que eres invencible.
• Estás hiperactiva, ¡más que nunca! Eres incapaz de relajarte.
• Asumes riesgos excesivos: conduces a toda velocidad, haces inversiones demasiado arriesgadas o descuidas tu salud sexual.
• Las ideas y los pensamientos te apabullan. Son como una catarata incontrolable e imparable.
• No sientes necesidad de dormir.
Fase depresiva
• Sientes tristeza o desesperación, repentinamente.
• Crees que no vales nada y perdiste toda esperanza.
• No te interesan las actividades que en algún momento disfrutaste.
• Te sientes fatigada y sin energía.
• O duermes mucho o no duermes nada.
• Aumenta notoriamente tu apetito o empiezas a perder peso bruscamente.
• Te cuesta concentrarte, recordar datos o tomar decisiones.
• Tienes ideas suicidas.
Si bien estos síntomas te ayudan a comprender la dimensión del problema de la bipolaridad, ¡no intentes autodiagnosticarte! Hasta para los psicólogos y psiquiatras este sigue siendo un gran desafío, ya que existen muchas clasificaciones y criterios. Por esto, consulta con tu médico o terapeuta si experimentas síntomas de este tipo, que empiezan a perjudicar tu vida cotidiana.
Fuente: noticiascuriosas.info