Todo el mundo sabe que la comida “entra por los ojos” antes de saborearle con el gusto y el olfato. No es lo mismo un delicioso plato todo revuelto y con restos de aceite esparcidos por el plato tras haberlo escurrido, que el mismo plato con unos detalles de decoración y con un plato límpio y reluciente. Esa norma la conocen todos los cocineros, y darle una vuelta de tuerca significa conseguir llevar el aspecto no sólo a la presentación del plato, sino de la forma de los propios alimentos.
En la cocina oriental saben muy bien a qué nos referimos, creando estupendas figuras con la comida, o consiguiendo cosas que nos harían preguntar ¿cómo lo han hecho? como el huevo cocido con el orden invertido del que os hablamos la semana pasada, donde la clara estaba donde la yema y la yema donde la clara.
Si quieres rizar aun más el rizo, y sorprender a tus comensales, complementa el truco anterior combinándolo con huevos en forma de corazón. ¿Cómo? En el siguiente video de YouTube, Gina Morano te explica cómo.