Elegía a tio Gerardo

 
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Desde mi niñez tengo una imagen clara y diáfana de tío Gerardo: levantando siempre su mano, con su puño apretado y su grito solitario de ¡!!Viva Allende!!. Era el año 1973 cuando en el palacio de Miraflores, atacado e incendiado por los barbaros de Pinochet, derrotaban a uno de los más grandes estadistas de América Latina mientras los sueños de miles de jóvenes se desvanecían para dar cabida a la desesperanza en un sistema económico que daba ya muestras de arrogancia y soberbia. Hacía muchos años que Ernesto “Che” Guevara había sido asesinado en las montañas de Bolivia, mejor, en una escuela, ultimado por un militar ebrio que seguía ciegamente las órdenes del imperio Norteamericano.



Vivió mayo del 68, admiró a Gonzalo Arango y se enamoró a primera vista de una bella chiquilla que le dio lo más bello y sagrado de su ser: La Universidad Libre. Por esos años tuvo la oportunidad de escuchar y seguir a Camilo Torres, ese padre revolucionario que con su palabra estremeció a Colombia. Nos contaba de Umaña Luna y su estudio sobre la violencia en Colombia y una y otra vez nos contaba sobre la desigualdad social, sobre el hambre de los niños, sobre la pobreza de tantas madres y en tono enfático elevaba su voz para gritar, casi siempre, ¡!!Viva Allende!!!.

Desde temprana edad debe abandonar su patria chica, Puerres, para afrontar la realidad de su vida: desempleo, escasez económica y necesidades materiales, que no espirituales, que lejos de doblegarlo le formaron ese carácter rebelde e indómito. En otras circunstancias hubiera podido ser un político, un parlamentario o un burócrata; pero eligió el derecho como su forma de vida y así sacar adelante a su familia. Nada le amedrentó en su deseo de ser abogado, de llevar ese honroso título que parecía un lejano e imposible sueño dada su pobreza. Nos cuenta con profunda nostalgia y tristeza como en cierta ocasión y encerrado en un baño lloró triste y desoladamente por cuanto no tuvo el dinero para matricularse en la facultad de derecho de la Universidad Libre y al estilo romano y haciendo un juramento se prometió así mismo no desfallecer y simplemente posponer su sueño.

Labora entonces como maestro de escuela, locutor y ejerce como líder sindical… No en vano fue el único que elevó su voz de protesta cuando en una importante cadena radial se declaró en huelga exigiendo el cabal cumplimiento de los derechos económicos y prestacionales de los obreros asalariados. Como resultado de ello fue declarado insubsistente y lanzado a las calles de la fría Bogotá que se resistía a aceptar esa férrea voluntad de acero de un provinciano. Recuerdo como en uno de nuestros paseos familiares abrazó a un niño de la calle que se acercó a pedir un bocado de comida y entregándole su plato aún sin tocar nos lanzó su acostumbrado grito de ¡!!Viva Allende!!!. Desde entonces sembró en nuestra alma esa sensibilidad social que nos permite creer que la humanidad puede cambiar y que no es de humanos ni cristianos el ver a un niño en la calle con hambre, frío y sin afecto. Esta imagen de un niño harapiento, solo, triste, con hambre y con su saquito y su pantalón rotos sentado en medio de nosotros, comiendo y cantado feliz, se repite una y otra vez en nuestra memoria y nos hace admirarlo profundamente y sentirlo superior en la escala humana.

Los hombres grandes no mueren, crecen en la memoria y en el afecto. Y así es mi tío Gerardo, grande, alto, cariñoso, simple y profundo. Ya camina, como dice Piero, “con la tristeza larga de tanto venir andando…” Y es que no somos tan distintos; y permíteme decirte que yo soy tu sangre y que vemos en ti unos ojos buenos en tu figura pesada.

En memoria viva de quien nos sembró una y otra vez la esencia de la existencia, permíteme que te recuerde a tu Allende con uno de sus mejores discursos en una de las más prestigiosas universidades de México, en Guadalajara en 1972. Tú fuiste verbo y no sustantivo, tú siempre serás joven, fuente viva del mensaje social… el recuerdo de que podemos ser mejores, de que debemos ser solidarios con todos aquellos que nos necesitan. Gracias tío Gerardo por abrirnos espacios de vida, de existencia, de justicia social.

Te admiramos mucho y siempre serás ese Jefe del Clan, esa luz y esa bandera que nos hace sentirnos honrados y orgullos de llevar tu sangre y tu herencia social. Tu grandeza no necesitó de ese estiércol del diablo –el dinerio- que nos hace olvidar nuestro origen, estuviste siempre por encima de esas lisonjas pasajeras para demostrarnos que la eternidad se labra en la lucha y la tenacidad del alma. Hoy te rendimos un tributo de admiración y reconocimiento como una manera de sabernos mejores en ti…. Solo un gracias y la eterna gratitud de quien nos enseñó que la inteligencia está por encima de los bienes terrenales y que solo en la elementalidad de la justicia podemos sentirnos verdaderamente humanos libres y dignos.

¡!!Viva Chile!!! ¡!!Viva Cuba!!! ¡!!Viva Allende!!!! ¡!!!Viva Alfaro!!! ¡!!Viva mi tío Gerardo!!!.

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