El científico y divulgador Karl Kruszelnicki realizó un estudio sobre este asunto, por el que ganó el Premio Ignobel 2002.
Averiguó, entre otras cosas, que la pelusa del ombligo está formada por fibras de la ropa, mezcladas con piel muerta y algo de vello. Estos minúsculos ingredientes de las pelusas se van agregando por atracción electrostática.
La explicación es bastante sencilla: a medida que el bello, la piel y las fibras se rozan van intercambiando electrones, generando que queden cargados y por ende se atraigan formando la pelusa.
Este fenómeno en el que se cargan los objetos por rozamiento se llama efecto triboeléctrico. Los objetos se cargan porque están formados por átomos, que tienen una clase de electrones que están ligados de manera muy débil a los átomos. Estos son los que se intercambian entre objetos que se rozan y crean las cargas.
Karl descubrió además que las mujeres tienen menos pelusilla porque su vello corporal es más fino y corto.