Querida hija adolescente,
Lo he pensado mucho y he decidido que no podemos ser amigas.
No soy yo. Eres tu.
Me ayudas a entender por qué algunos animales comen a sus crías.
Cuando naciste eras excepcionalmente adorable, superando con creces la adorabilidad de los otros bebés nacidos ese día. Estoy seguro de que las otras madres miraban a sus recién nacidos ese día con gran decepción. Eras tan buena nena. Tomaste largas siestas para poder descansar, dormiste toda la noche en tu propia cama. Te comimos algo, lo cual me hizo sentir superior a las otras mamás quejándose de sus chiquillos. Tú eras independiente y tenías un deseo de hacer las cosas por tu cuenta.
Cuando el anciano dulce de la iglesia toca tu mano y te sonríe, responderías tirando de tu mano hacia atrás y lanzando un 'ir al infierno, ir directamente al infierno'. Sin embargo, eras tan linda que solo se reiría y volvería a intentarlo la próxima semana. En realidad, eras bastante perfecta. Tenía grandes esperanzas para ti.
Ahora eres una adolescente y con sólo 14 años de edad, que están equipados con un super cuerpo de modelo. Tú llamas la atención de los chicos mayores porque no pareces menor de 17 años. Esto no es justo para mí, ya que soy 7 pulgadas más corta y 15 libras más pesada que tú. Aún eres muy fuerte querida, inteligente, creativa y totalmente hilarante. Todavía en alguna ocasión lanzarás una mirada de muerte a cualquiera que te hable y no te guste (es algo en lo que estamos trabajando). Sin embargo, nada de esto es por qué no podemos ser amigas.
Usted ha dado vuelta de una niña dulce de ojos anchos que amó animales del parque zoológico y muñecas americanas a una muchacha adolescente hormonal, irracional, emocional. Tengo que hacer una estrategia de cómo voy a abordarte acerca de temas que temo que te puede desencadenar, como tratar de decirte que la espera en Olive Garden es demasiado larga y vamos a tener que encontrar restaurante como plan b para comer. Cuando tienes hambre eres especialmente aterradora.
Pasaste de ser una niña divertida, enérgica, amorosa a ser un adulto inmaduro. Por eso no podemos ser amigas. La gente me ha advertido acerca de esta cosa adolescente, pero no los creí ... no mi bebé. Resulta que estaban en algo.
No podemos ser amigos porque necesitas mi ayuda para sobrevivir a tu adolescencia y convertirte en un adulto que la gente no evite en las fiestas.
Ahora mismo no necesitas la otra mitad de mi collar de corazón BFF. Necesitas una mamá.
Cuando discutimos porque usted ha decidido usar su nuevo traje de otoño que incluye una capa de bohemio de los adorbs acodada con una rebeca larga y los pantalones vaqueros flacos con las botas de tobillo en un día a principios de septiembre cuando el pronóstico del tiempo pide un 92 grados humedos, me recuerdan que mientras que tu puede no tener gusto de mí, me necesitas. Literalmente, necesito que te salves de un golpe de calor en el autobús.
Cuando giras tus ojos en mí y murmuras algo odioso mientras sales de la habitación porque no te permitiré montar en un coche con el muchacho de 16 años que te gusta. No ves que toda la vida puede tener consecuencias que pueden de esto, pero puedo, así que estoy dispuesta a dejar que me traten como si yo fuera la que no fuera realista en el asunto.
Cuando estamos en un paraíso de vacaciones en la playa donde todo parece perfecto, sin embargo, cuando una cosa no va como esperas, acurrucas las piernas largas y entras en mi regazo y en mi pecho para llorar, una vez más recerdo que a pesar de que estás creciendo, todavía eres un niña. Me necesitas.
Nunca confundas mi determinación de que no podemos ser amigas como una falta de amor. He orado por ti desde el momento en que descubrí que estaba embarazada. Cada día. Mis oraciones han cambiado a medida que la vida se ha desplazado. Solía rezar para que dormieras bien en la noche en tu cuna. Rezé para que tu sarpullido de pañales se aclarara. Rezaba para que no se pusieran demasiado histéricos en el consultorio del doctor. Rezé por tu autoestima mientras pasabas por esa fase torpe de dientes con ganchos y gafas torcidas. Rezé para que tu primer día de escuela secundaria este año fuera genial. Diariamente, rezo por tu salud, tu seguridad, para que tomes decisiones sabias y no te involucres con la gente equivocada. Rezo para que al acercarte más a aquellos años de citas sepas diferenciar lo bueno y lo malo.
Es difícil para ti entender y no espero que alguna vez entiendas completamente hasta que tengas hijos, lo profundo que es mi amor por ti. Eres la mejor parte de mí y de tu papá. Tú y tu hermano son el latido en nuestros corazones. Cuando duele, nos duele. Es nuestro trabajo elevarte para ser un adulto amable, responsable, que se respeta y muestra respeto a los demás. Queremos enviarte al mundo tan lista como puedas para lo que la vida te arrojará. Queremos que seas feroz y fuerte.
Como resultado, para cumplir con esa misión, este amor que tengo por ti no es bien recibido todo el tiempo. Es una mierda y me gustaría que no fuera así, pero espero que no dure para siempre. Está bien que no siempre me quieras o pienses que soy genial.
Así que cuando me grites a mí para entrar en tu habitación para rizar tu cabello en las mañanas, quejarte de cómo se ve después, planchar tu camisa, hacer un poco de desayuno, y a continuación, en el camino a la escuela llenar un formulario de 3 páginas para que puedas asistir a la excursión que no sabía nada, voy a tomar una respiración profunda y hacerlo.
Porque te amo.
También porque he estado orando a Dios para que tengas una hija exactamente igual a ti un día. Eso, en sí mismo, será la recompensa que necesito para que todo valga la pena.
Espero que entiendas. No lo tomes personalmente.
Con amor,
Mamá.
Autora: Amanda Waggener
Fuente: amandawaggener.net
