El Arco real está abierto a hombres de todas las creencias y es la culminación de la “pura y antigua Masonería”.
La Masonería, presenta a sus candidatos una serie de principios eminentemente prácticos en base a los cuales, si son practicados, podrán vivir una vida al servicio de sus semejantes. Sin embargo el hombre no es sólo un ser práctico; su naturaleza tiene una vertiente esencialmente espiritual. Este aspecto espiritual se pone en práctica en el Tercer Grado, en el cual el hombre es guiado a la contemplación de su inevitable destino, lo que se convierte en el mensaje principal del Arco Real.
Lo que no debe ser olvidado es que, por expresa voluntad del Supremo hacedor, el hombre ha sido creado dos veces, como un ente espiritual, de naturaleza divina, creado por Dios a su imagen, pues a su imagen lo creo Dios, y también fue creado como ser físico, terrenal, emocional, dúctil y maleable, capaz de reír, llorar, correr, saltar, bailar, etc. Esta dualidad ha generado la permanente y necesaria búsqueda de la verdad, del verdadero sentido de la vida, el anhelo de conocerse a sí mismo y de encontrar el nexo que lo conecte con Dios.