La Masonería de la Marca
La masonería de la Marca es el vínculo directo del masón especulativo contemporáneo con la masonería operativa de los originales. El rito ejemplifica que cada uno, a su manera, aún incomprensible, es una pieza clave e insustituible de la orden, nos hace profunda y conscientemente responsable de nuestra Marca, en esencia, de nuestro lugar en el mundo.
Es sabido que los masones operativos “marcaban” las piedras preparadas por ellos. Del mismo modo, como también es conocido que existían dos tipos de marcas: una para identificar la posición y orientación del sillar dentro del conjunto, y otro que denotaba la autoría del obrero que entregaba la piedra preparada para su uso.
A diferencia de en otros oficios medievales, el cantero era un hombre libre, que tenía su propia marca, que labraba en toda piedra por él trabajada, con el fin de asegurar la paga.
Todo el ritual de la Marca gira en torno a esa misteriosa piedra clave que no tiene marca de cantero, cuyo origen se desconoce, pero que resulta imprescindible para construir el Arco Real. Junto con otras enseñanzas de índole moral, el ritual de la Marca nos muestra de forma dramatizada la dificultad de reconocer el camino que lleva al Centro y la posibilidad de extraviarse, pudiendo también reconocer finalmente cuál es el objeto de nuestra experiencia masónica. Igualmente se otorga una marca de cantero a todo aquel que es iniciado en este Grado.
Aunque la Francmasonería ha estado asociada a los canteros, las ceremonias de la Masonería Simbólica hacen escasas referencias al trabajo de la piedra. El Grado de Marca está implícitamente relacionado con el trabajo y la construcción en piedra.