Ser mujer en méxico, equivale a sufrimiento. Los más de mil feminicidios de Ciudad Juárez, evidencian la violencia de género que se manifiesta en la brutalidad de los asesinatos de las mujeres de la zona norte del país, y en otros estados, sufren de igual modo, no solamente, la muerte, sino además, violaciones sexuales, acoso laboral, niñas que son vendidas por sus propios padres como arte de mercadeo (y esta práctica subsiste de acuerdo a organizaciones de derechos humanos, como el Centro Fray Bartolomé de las Casas, en Chiapas.
s urgente un marco referencial para que las mujeres no se conviertan en cifras de nuestros registros, un cambio de concepción para que ser mujer no sea una utopía, y se proteja su verdadera esencia como motores de la sociedad, y no como simples objetos sexuales, sirvientas de los hombres que las avasallan en los hogares y las dominan en público, o simples piezas de ajedrez, para el control de la natalidad, y el surgimiento de la familia. Debe la mujer tener una voz que no sea un aria de desencanto, entonada por un castrato en una ópera bufa, matizada en la sangre de las mártires.
El acceso a la información debe poder ser un instrumento para que todos conozcan cuál es el rostro de la mujer en México, y que deje de ser, apenas una aproximación a una utopía de igualdad