El amor verdadero no nace o aparece, se construye

 
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Hablemos de amor verdadero, pero de ese amor sin envoltorio, sin artificios ni romanticismos. El auténtico y el que es capaz de perdurar en el tiempo aportando una felicidad sincera, una cotidianidad enriquecedora donde la pareja, puede crecer personalmente y en conjunto.

El amor verdadero no nace o aparece, se construye

Por Valeria Sabater, en: lamenteesmaravillosa.com, 22 de marzo de 2015

¿Existe el amor verdadero?

Desde luego que sí, pero no debemos tener como referencia el mundo del cine o de la literatura,( o el idealismo de nuestras mentes), estamos seguros de que a tu alrededor, o puede que incluso tú mismo, lo estés viviendo. Si es así, estamos seguros de que ya conoces el secreto: el esfuerzo, la dedicación por construir día a día esa relación, ahí donde ambos miembros son capaces de hacer equipo y aportar sus energías por igual. (El amor es la construcción de ideales, untos, mirar en la misma dirección).

Porque en ocasiones, el amor por sí solo no basta. No importa la pasión, la atracción o ese sentimiento que nos ciega y nos desborda. Una relación saludable necesita algo más que todo esto para ser auténtico y perdurable.

Hablemos hoy sobre ello, ahondemos en el concepto del amor verdadero: el que no duele y que nos enriquece.

El mito del amor romántico

Puede que el mundo del cine y la literatura sean los grandes culpables de que muchos hayamos crecido teniendo como referencia, ese tipo de amor “romántico” (idealista) visto en la gran pantalla y leído en las páginas de los libros. Grandes historias capaces de encandilarnos para hacernos soñar, falacias insostenibles que raras veces, podemos encontrar en el mundo real.

“El amor romántico” no es amor verdadero, debemos tenerlo claro. Y más aún, debemos ir con cuidado de no caer en esos peligrosos mitos que en ocasiones, se encierran en el ideal del romanticismo:

El amor es para siempre

Esta idea no es del todo falsa, no podemos negar que son muchas las parejas que capaces de mantener vivo su amor hasta el día de su muerte. Ahora bien, lejos de pensar que “el amor debe ser para siempre”, pregúntate primero si eres feliz hoy. Y más aún, en ocasiones, hay amores fugaces pero tan intensos, que merecen la pena vivirse por igual.

Los celos no son una muestra de amor

Para el amor romántico, los celos no son una expresión de afecto. Los celos son perjudiciales para un amor real y sincero. La idea de los celos como muestra de amor es un riesgo absoluto, una muestra de dominación y desconfianza que edifica gran parte de esas relaciones tóxicas que vemos tan a menudo.

El amor es pasión

Otra idea muy característica del amor romántico, el pensar que una relación sin pasión no es una auténtica pareja. Los sentimientos deben llevarse al extremo, ahí donde la sexualidad encuentra su máxima expresión, donde el afecto no tiene término medio.

Un mito falso, pues como ya sabemos una relación de pareja atraviesa diferentes etapas donde a pesar de que con el tiempo, se pierde esa intensidad del inicio, sigue existiendo una intimidad y una complicidad que unen aún más a sus miembros.

Los cimientos de un amor verdadero

El amor verdadero no necesita artificios ni se sustenta en esa magia donde las cosas, salen bien porque “estamos predestinados”. Obviamente, ello no quita que exista esa chispa donde la casualidad, tuvo quizá gran parte de culpa de que dos personas se encuentren, pero dejando el “halo de magia” a un lado, lo que verdaderamente importa, es el día a día, ahí donde las pequeñas cosas, edifican una auténtica relación.

¿Sabes qué otras dimensiones son las que construyen un amor verdadero?

Una buena comunicación

Ahí donde la escucha sea sincera, donde se pueda hablar de modo democrático, llegando a acuerdos. Las fuerzas están repartidas y no hay perdedores, la balanza siempre tiende a equilibrarse y los diálogos, son continuos. Y ojo, en una buena comunicación también están presentes las discusiones, es algo normal y donde es necesario ser sinceros. Recuerda que es importante no guardarse o esconder nada, de lo contrario, más tarde, puede aparecer el rencor.

Apoyo y reconocimiento.

Los dos miembros se respetan y se valoran con autenticidad, reconociendo virtudes y defectos. No hay desprecios, no hay ironías ni humillaciones, la consideración es muta y se permite el crecimiento personal, a la vez, que se madura como pareja.

Complicidad y cariño sincero.

Es posible que con los años, perdamos esa pasión de los inicios, pero aun así, seguimos siendo felices. Una pareja saludable, feliz y satisfecha, sabe que el amor verdadero se nutre de esa complicad cotidiana donde buscarse con las miradas, donde seguir sonriendo e ilusionándonos por un futuro en común.

Publicado en:

https://lamenteesmaravillosa.com/el-amor-verdadero-no-nace-o-aparece-se-construye/


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(2)

Uno no elige quién le atrae, pero sí elige de quién se enamora

Mi esposa y yo nos conocemos desde la escuela secundaria, pero no la cortejé hasta mucho después. Solo habíamos salido un par de semanas cuando nos dimos cuenta de que estábamos locamente enamorados y queríamos casarnos. Yo estaba decidido. Incluso sugerí una boda espontánea e inmediata en Las Vegas (en serio). Kim, sin embargo, era más práctica en todo el asunto. Quería tener tiempo para planearlo todo.

Legolas Elrond, 15 diciembre de 2015, Relaciones Vmll.

Me sentí decepcionado. “Somos tan diferentes”, le dije. “A ti te gusta planear, y a mí me gusta ser espontáneo.” Los ojos de Kim se abrieron. “¡Puedo ser espontánea!”, dijo ella rápidamente. “Puedo ser totalmente espontánea. Sólo tienes que avisarme de antemano cuándo quieres que haga algo espontáneo, y lo escribiré en mi agenda…” La miré perplejo. ¡Ella no bromeaba! Claramente, Kim no entendía el significado de la espontaneidad.

El amor no es un mero sentimiento espontáneo

Aunque suene como un chiste, cuanto más pienso en esa conversación más me doy cuenta de que el planear amar a alguien, o la elección de amar a alguien, es una de las cosas más hermosas del amor. He oído decir que el verdadero amor es un compromiso incondicional hacia una persona imperfecta. Es cierto.

Cuando toda la emoción y el nerviosismo del día de la boda se han ido y son solo un recuerdo lejano, descubrirás que te has casado con alguien que es tan imperfecto como tú. Y tu pareja, a su vez, se dará cuenta que tienes problemas, inseguridades, luchas, rarezas y mal olor cuando sudas, tan reales como los de ella.

Entonces te darás cuenta de que el verdadero amor no es sólo un sentimiento eufórico y espontáneo –es una elección deliberada– un plan de amarse para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Por supuesto, uno no elige quién te atrae, pero sin duda eliges de quién te enamoras y (lo más importante) de quién te quedas enamorado.

Nuestra sociedad pone mucho énfasis en los sentimientos. Se nos enseña que siempre debemos seguir nuestros sentimientos y hacer lo que nos hace felices. Pero los sentimientos son muy volubles y fugaces.

El verdadero amor, por el contrario, es como la estrella polar en las tormentas de la vida; es constante, seguro y cierto. Siempre que estamos perdidos y confundidos podemos encontrar fuerza en el amor que hemos elegido.

Además, la vida ya nos ofrece un montón de espontaneidad: el rechazo, la pérdida de empleo, la angustia, la desilusión, la desesperación, la enfermedad, y una serie de otros problemas. Simplemente no podemos abandonar el barco cada vez que nos encontramos con una tormenta en nuestro matrimonio. El amor verdadero se trata de sobrellevar las tormentas de la vida juntos.

El verdadero amor es mucho más que atracción física

Cuando mi abuela tenía unos cincuenta años, se le diagnosticó esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que altera la capacidad del cuerpo para comunicarse con su sistema nervioso. En pocos años, la abuela había perdido la capacidad de caminar y estaba confinada a una silla de ruedas.

El abuelo, que era entonces jefe de la policía, se jubiló dos años antes de lo previsto con el fin de cuidar de la abuela. Él la ayudaba a hacer de todo, desde moverse por la casa y visitar al médico, hasta ayudarla a tomar su medicina y bañarse.

Hablando de mi abuela, el abuelo le dijo una vez a mi mamá, “Me duele verla así. Cuando me casé pensé que todo iría viento en popa. Nunca me imaginé que tendría que ayudarla a cambiar su catéter todos los días. Pero lo hago y no me molesta, porque la amo”.

El amor es mucho más que una sensación de euforia

El verdadero amor no siempre es suave, lindo y tierno. La mayoría de las veces, el verdadero amor requiere arremangarse, ensuciarse las manos, y tener la frente sudada.

El verdadero amor nos pide que hagamos cosas difíciles

Perdonarnos, apoyar los sueños de la pareja, consolarnos en momentos de dolor, o cuidar a la familia. El verdadero amor no es fácil y no es como el día de la boda, pero es maravilloso y tiene mucho más valor.

El verdadero amor implica autodisciplina

Cada vez que mi esposa y yo nos encontramos con un problema en nuestro matrimonio, hacemos nuestro mejor esfuerzo para elegir al amor. Aunque ciertamente no somos perfectos, el amor que compartimos hoy es más real y más maravilloso de lo que nos hubiéramos imaginado.

Así que, cualquiera que sea la tormenta espontánea que se nos presente, yo planeo amar a mi esposa. Si realmente amas a alguien (y realmente te aman), comprométanse a ese amor y planeen que requerirá un gran esfuerzo y trabajo. Pero también planeen que será el trabajo más gratificante de su vida.

Seth Smith, Via: elvasomediolleno

Publicado en:

http://rincondeltibet.com/blog/p-uno-no-elige-quien-le-atrae-pero-si-elige-de-quien-se-enamora-6567


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(3)

Enamorarse de quién y por qué

Javier de las Heras

Psiquiatra. Profesor de Psicopatología

Hay que procurar no dejar las cosas del amor en manos exclusivamente del corazón. De entrada, lo que más nos llama la atención es el aspecto físico de alguien. De repente, conocernos a una persona que «nos gusta».

No es solo su menor o mayor belleza física; es algo más, difícil de precisar. Los gestos, la forma de hablar, de moverse, nos resultan especialmente atractivos. Más tarde, su forma de comportarse, la relación que se va poco a poco estableciendo con esa persona, tienen algo de sugestivo, de especial, que nos va cautivando sin damos cuenta.

A veces, se produce un «amor a primera vista», un «flechazo». En otras ocasiones, esa persona puede resultarnos poco interesante de entrada, incluso desagradable o pretenciosa. Sin embargo, según la vamos conociendo más, cambiamos la opinión que en un principio nos habíamos forjado sobre ella, volviéndonos cada vez más receptivos.

La intuición

En estos procesos, la intuición juega un gran papel. No cabe duda de que todos vamos acumulando, sin darnos cuenta, una serie de experiencias y conocimientos que dan lugar a ciertas asociaciones inconscientes. Es lo que algunos han llamado «memoria experiencial».

Cuando una persona nos atrae, intuimos que con ella podríamos compenetrarnos y sentirnos bien en su compañía. Pero muchas veces nos equivocamos, esta intuición falla.

Esto es particularmente frecuente cuando nuestra situación afectiva es propensa al enamoramiento. Entonces podemos proyectar nuestros deseos en casi cualquier persona en la que hallemos cierta sintonía. Como decía André Maurois, en ciertos períodos de la vida estamos débiles afectivamente y, como la persona que está baja de defensas está a merced de cualquier virus que pasa a su alrededor, podemos enamorarnos de cualquiera.

La voluntad

Tras esta primera fase de atracción física y psíquica, se comienza a considerar la posibilidad de que también nosotros le hayamos gustado. Por eso es más fácil enamorar, si esto se pone de manifiesto, de forma más o menos entrevelada. Es el juego de la coquetería.

Después viene el momento más peligroso, cuando consideramos la posibilidad de enamorarnos. En este punto actúa la voluntad. Si dejamos esta puerta abierta, ya estamos perdidos. El amor se nos cuela sin damos cuenta, y cuando queramos reaccionar, estamos atrapados.

Se van configurando una serie de procesos que nos alejan de la realidad hasta llegar a un estado, en palabras de Ortega y Gasset, de «imbecilidad transitoria».

Por un proceso denominado «catatimia», percibimos de otro modo todo lo referente a esa persona. Nuestra afectividad deforma estas percepciones acercándolas a nuestros deseos: la vemos más guapa, más interesante, más inteligente, etc., aunque los demás no estén de acuerdo con nosotros. Por eso se dice que el amor es ciego.

Además se produce una «proyección atributiva inconsciente», fenómeno que consiste esencialmente en completar, sin darse cuenta, los aspectos desconocidos de la persona objeto de amor con los atributos que el enamorado desea, por lo que ésta que la idealizada.

Pensar en ti

El enamoramiento es una pasión y, como tal, organiza la personalidad con el único fin de obtener el objeto que la nutre, el ser amado. Los enamorados se ven arrastrados y dominados por él. No pueden dejar de pensar en esa persona ni concentrarse en otra cosa, aunque lo intenten. Se cambia de forma de pensar. Si hace falta, todo se justifica, el corazón anula la razón, todo vale si es para poder estar con esa persona, no se soporta su ausencia, se quiere poseer a toda costa, y de ahí la expresión «te comería».

Naturalmente, hay personas más o menos apasionadas, por lo que estas transformaciones son en algunos casos mucho menos intensas que en otros, pero en todos los casos los aspectos afectivos se imponen a los racionales.

Después, cuando la intensidad del enamoramiento va cediendo, comienzan a surgir poco a poco algunas dificultades, dudas y problemas. ¿Será capaz de querernos tal como nosotros la queremos?, ¿merece realmente la pena? Amar y enamorarse son cosas bien distintas.

El amor es un sentimiento de estimación ajena del que nos sentimos autores, que se prolonga en el tiempo con relativa independencia de las circunstancias externas, dependiendo de la voluntad y capacidad personal para nutrirlo.

En el amor no hay voluntad de posesión como en el enamoramiento, sino deseos de dar y compartir. Deseos que se proyectan ampliamente en el tiempo, dentro de un proyecto común con la persona amada. Es un sentimiento que cambia el rencor por perdón, los celos por confianza plena, la rivalidad por colaboración, la intolerancia por comprensión, el egoísmo por generosidad.

La relación perfecta

Generalmente el amor surge del enamoramiento. La relación se va transformando paulatinamente y, según se atenúa el apasionamiento inicial, va aumentando el amor progresivamente. En otros casos sucede al contrario: la relación comienza por el amor que se tiene a una persona y casi sin darnos cuenta descubrimos que estamos enamorados.

El enamoramiento sin amor carece de consistencia y está abocado al fracaso. El amor sin enamoramiento sí la tiene y puede mantener una relación satisfactoria para los dos. Si existe amor y enamoramiento, la relación es perfecta.

Por este motivo, hay que procurar no dejar las cosas del amor en manos del corazón exclusivamente. También hay que considerar, desde una perspectiva más racional, las posibilidades que tenemos de poder establecer una relación satisfactoria y duradera con una persona en concreto: nuestra capacidad y voluntad de amar y la suya, las circunstancias que rodean a esa persona, su familia, sus amigos, etc., ya que todo esto vendrá a formar parte de nuestro mundo.

Muchas veces, los problemas aparecen cuando no se encaja, por el motivo que sea, con la familia o los amigos del otro. Se puede tender a evitar esta relación, incluso a intentar alejar al otro de sus seres queridos, lo cual no se suele aceptar, ni es bueno, ya que son vínculos antiguos y naturales que generalmente se deben respetar y aceptar.

Un nivel cultural e intelectual parecido también va a favorecer una buena comunicación entre esas dos personas. Una comunicación amplia, libre, espontánea, sincera y participativa es esencial para lograr una relación afectiva adecuada.

Un estilo de educación parecido va a evitar muchos roces o comportamientos desagradables de la vida cotidiana, lo cual es verdaderamente importante a medio y largo plazo.

Cuando se tienen planteamientos parecidos y realistas, si se piensa del mismo modo, particularmente en lo que se refiere a cuestiones fundamentales, es más probable que se llegue a un acuerdo en estas cuestiones, por lo cual es siempre preferible una concordancia ideológica, escalas de valores similares y orientaciones parecidas en la forma de ver la vida.

Tener aficiones parecidas constituye una ventaja en la mayoría de los casos, ya que facilita la posibilidad de compartir mejor el tiempo de ocio; no obstante, en otros casos, cuando se trata de personas abiertas, el tener aficiones distintas puede resultar enriquecedor, siempre que el otro se muestre interesado en las mismas, ya que puede verse ampliado en este campo.

La madurez

Una cierta madurez de la personalidad es imprescindible para poder establecer una relación afectiva adecuada y duradera. También hay rasgos de la personalidad favorables en este sentido. Esencialmente consistirían en una buena capacidad para dar y recibir afecto, para comprender al otro, para adaptarse a los cambios Y, dificultades, en una suficiente estabilidad emocional, sentido de la lealtad y fidelidad.

Tener una cierta imaginación para evitar la rutina y saber disfrutar de la vida dentro de cada circunstancia suele evitar que la relación caiga en el tedio de la monotonía. Un buen sentido del humor desdramatiza muchas situaciones y alegra la vida a los demás.

El respeto al otro es esencial para la vida afectiva, e implica establecer una relación de igualdad, de persona a persona, en la que todo se comparte, desde lo que se posee a lo que se decide.

Es cierto que en algunos casos la relación puede modificar hábitos previos inadecuados, pero generalmente no sucede así. El abuso de alcohol, el consumo de drogas, la prodigalidad en gastos, la tendencia excesiva al juego, las conductas irresponsables y caprichosas son casi incompatibles con una relación afectiva adecuada y duradera. Creer que estas personas irán cambiando no pasa de ser, la mayoría de las veces, una ingenuidad.

Saber querer

No es suficiente con querer, sino que hay que saber querer. Saber querer es encauzar ese sentimiento hacia comportamientos de la práctica diaria que logren el objetivo último del amor: hacer feliz al otro.

Si cuidamos mejor la elección que hacemos y procuramos, no sólo con cariño, sino también con inteligencia, enriquecer esa relación día a día, tendremos muchas más posibilidades de éxito.

Publicado en:

http://www.fluvium.org/textos/familia/fam433.htm


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(5)

Cinco consejos para elegir a la persona indicada

¿Quién no desea tener a su lado alguien con quien construir un futuro, compartir el amor y los sueños?

Redacción Cromos, Bogotá, Colombia, lunes 09 de noviembre de 2015

Si bien es cierto que el ser humano tiene la necesidad de relacionarse con otro para que lo acompañe, y para amar y ser amado, en algunas ocasiones por desesperación, iniciamos relaciones con personas que en vez de ayudarnos a crecer o a mantener una "felicidad" ya existente, terminan demostrándonos que la decisión de estar con ellas fue la equivocada.

No solo es suficiente que una persona te guste o atraiga, es importante que haya compatibilidad y disposición de ambas partes para compartir sentimientos y proyectos, de no ser así es probable que la relación no progrese.

A continuación te damos unos tips que te permitirán elegir a la persona correcta:

1. Ámate a tí misma por sobre todas las cosas

Cuando tú te amas nadie tiene el poder de hacerte daño. Es importante recordar que estás constantemente evolucionando y que no vale la pena recriminarte por las cosas que haces o dejas de hacer. Lo importante es nunca dejar de demostrar amor y comprensión. Recuerda que mañana siempre tendrás una nueva oportunidad.

2. Tu pareja no es tu felicidad

Tu pareja no te da felicidad, tu felicidad debe ser compartida con esa persona especial. Tú eres la felicidad en sí misma. Tu pareja es compañía, apoyo, camaradería, comprensión, sexo.

3. El cerebro no tiene sentido del humor

Frases como "mi vida", "sin ti no sé qué haría", "si te vas de mi vida me muero", son frases que hacen daño, manipulan el sentimiento y envían la información equivocada al cerebro. Esto lo único que hará es que la persona con la que estás empiece a tomar decisiones y que ocurra lo inevitable.

4. No idealices a tu pareja

A veces cuando nos gusta mucho una persona tendemos a imaginarnos muchas cosas sobre ella. Naturalmente hablamos de esa persona según la imagen que hemos formado de ella, sin embargo, después de mucho tiempo nos empezamos a dar cuenta realmente de cómo es esa persona con la que estamos. Tómate el tiempo de conocer a esa persona para que en el futuro no te decepciones y luego te lamentes.

5. Da lo mejor de ti misma siempre

Aplícalo para todo lo que hagas, cuando das tu cien por ciento sin importar cuál sea el resultado no darás espacio para juzgarte. Si tú no te juzgas, no permitirás que los demás lo hagan, esto también sirve en tu relación, si esta no resulta, no te va a doler porque cuando te amas sabes que diste lo mejor de ti y entenderás que esa persona no te convenía o simplemente no era para ti.

Publicado en:

http://www.cromos.com.co/mujer/cinco-consejos-para-elegir-la-persona-indicada-18257


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(6)

Solo soy una persona que desea que la amen

¿Eres de esas personas que desean que le amen? ¿Te sientes necesitada de cariño y comprensión? No esperes más, porque hay alguien ahí fuera que se muere de ganas por besar tus labios y ofrecerte cuanto tiene para hacerte feliz.

Por Pedro González Núñez, en: lamenteesmaravillosa.com Foto: www.fondos7.net

No hay que olvidar que los seres humanos deseamos ser amados. Es un estado en el que nos sentimos felices, plenos y completos. Por eso hay que luchar cada día por todo cuanto queremos.

La verdadera libertad del hombre está en la explosión de las emociones. Por ello, al ser amados, somos capaces de permitir que salgan todos nuestros sentimientos con total libertad y, en ese momento, sentirnos felices.

* Solo soy una chica o chico, deseando que la amen

Recordemos una escena de la divertida película “Notting Hill”. En ella, el personaje que interpreta Julia Roberts le cuenta al despistado librero -cuyo corazón sufre de amor- que “solo es una chica deseando que le amen”.

Como es lógico, no es más que una película. Pero, ¿no es cierto que nuestro cine, literatura, pintura o escultura, por hablar de cuatro manifestaciones artísticas, se basan en la realidad que nos rodea?

Aquello que ocurre en “Notting Hill”, aun siendo fabulado por un guión cinematográfico, no deja de tener una correspondencia cercana con la realidad. Si nos detenemos un instante y miramos a nuestro alrededor, veremos a un gran número de personas esperando ser amadas.

Deseamos ser queridos, comprendidos y protegidos. Es en el cumplimiento de este anhelo donde encontramos la fuerza para dar lo mejor que llevamos dentro. Como sucede en “Notting Hill”, pero como también sucede en cada relación en la que el amor termina floreciendo.

* La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros.” -Paul Claudel-

* Las personas amadas dan lo mejor de sí mismas

Una persona que ama sobre todas las cosas, es capaz de dar lo mejor de sí misma. Se siente libre, feliz y plena. ¿Qué más necesita en la vida?

Puesto que cada uno de nosotros es un ser que necesita que le amen, ¿a qué esperamos? Una vez que hemos generado la intimidad con esa persona que nos corresponde y nos quiere, todo es mucho más sencillo.

Cualquier persona que siente cómo su corazón es pleno y está siendo correspondido, observará como lo que le rodea se contagia y toma otro color. Con el apoyo adecuado, no miramos el vaso medio vacío, sino medio lleno. Se produce una trasformación: el trabajo es menos abusivo, la familia menos dominante, el entorno menos estresante, las personas son más honestas, la ciudad menos gris…

Por eso el mundo está lleno de corazones deseando que les amen. Porque, en el fondo, nuestro órgano más vital sabe que el amor nos hará libres y nos permitirá acceder a esa felicidad tanto tiempo añorada.

* Dos corazones juntos en el amor

Cuando dos corazones se unen en el amor, hay pocas cosas en el mundo capaz de detenerles. Así que, si sientes que deseas ser conquistado, déjate llevar y disfruta del viaje, porque tu vida va a ser mucho más bonita y feliz.

Es por eso que necesitas dejar de ser una persona deseando que la amen. Es un buen momento para tomar la iniciativa, porque nada llega solo y para todo hemos de estar preparados.

Cambia tu mentalidad, deja de pensar en tu mala suerte y saca todo lo positivo que hay en tu alma. Cree en ti y descubrirás que eres una persona que merece que le amen. Porque lo eres.

* “Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.” -Antoine de Saint-Exupéry

* Ama con todas tus fuerzas y consigue que te amen

No obstante, no debemos olvidar que recibir también es dar. Si quieres que te amen, recuerda que tienes que amar sin esperar nada a cambio. Sin embargo, si te lo mereces, no te preocupes, porque llegarán toneladas de cariño y comprensión.

Sé una persona deseando que la quieran y que no haya nada de malo en ello. Sé una persona capaz de dar sin esperar nada. Sé una persona plena y feliz. Sé una persona que ama con todas sus fuerzas. Sé una persona que une su corazón con el ser querido. Sé una persona libre gracias al amor y consigue esto siendo como tú quieras.

• Cinco actitudes que nos alejan del amor: los celos, la infidelidad, las discusiones, las mentiras y el no ser detallista. Ver más » en, https://lamenteesmaravillosa.com/5-actitudes-que-alejan-el-amor/

Pedro González Núñez
Escritor, amante de la vida, de mi chica y de mi gente. La filosofía y la psicología, especialmente infantil, son mi auténtica pasión. Me encanta la libertad que me dan mis ideas.


Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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