En la segunda guerra mundial todos sabemos que se hicieron atrocidades de todo tipo cometidas por los Nazis y también algunas por los aliados, todas movidas por la xenofobia, el odio y el nacionalismo, ninguna razón para quitar las vidas a otros seres vivos. Murieron cantidades enormes de personas, desde luego ha sido la peor época del mundo.
Solo las atrocidades contra el pueblo judío en Europa resulto con la muerte de más de 6.000.000 de personas , en el frente ruso murieron más de 25.000.000 millones de personas, y no llega a 9 millones eran militares. Según algunos datos sitúan las bajas a 70.000.000 de bajas.
Pero ante tanta barbarie una mujer hizo lo imposible para salvar a todos los niños que podía. Se llama Irena Sendler, ciudadana polaca y que seguro que tiene un sitio en el cielo para ella, no le han dado ningún premio ni reconocimiento y seguro que para mucha gente es una persona totalmente desconocida, pero esta mujer hizo algo totalmente heroico. En 1999 comenzó a recibir reconocimiento por sus actos en aquella terrible guerra, aunque para ella nunca fue su motivación.
Su padre desde muy pequeña le enseño dos cosas: “Las Personas Se Dividen Entre Buenas Y Malas, Categorizándolas Según Su Actuar” Y, La Segunda, “Siempre Ayudar A Quien Lo Necesite”.
Cuando ya fue adulta comenzó a trabajar en servicios sociales, en Varsovia, su función principal era ayudar a los pobres, huérfanos y ancianos que no podían valerse por si mismos.
Pero en el año 1942 los Soldados de la Alemania Nazi recluyeron a todos los judíos que pudieron en una parte de la ciudad, estaba rodeada por muros y se le llamo el Gueto De Varsovia, donde todos los días por enfermedades, hambruna o asesinadas por los nazis morían cientos de personas.
En ese momento es cuando entra a jugar Irena consiguió un pase del departamento de control de epidemias para acceder a este lugar de la ciudad, no era fácil los nazis lo tenían como una cárcel, solo pasaba muy poco personal. Empezó llevando medicamentos y comida , pero también consiguió sacar a nada menos que 2.500 niños, sin que nadie lo notara. Lo hacia dentro de cajas, ataúdes, en bolsas de basura, como enfermos muy contagiosos, y todos los días sacaba a alguien.
Ella conseguía documentos falsos para los niños, nombres católicos y los dejaba en monasterios o conventos para que nadie les hiciera nada y estuvieran seguros. También se las ideo para que estos niños no perdieran sus identidades.
Ella tomaba un jarrón de vidrio y escribió su verdadero nombre y el falso de cada niño y con mucho cuidado lo enterraba debajo de un árbol en casa de un vecino, fueron nada menos que 2.500 jarrones.
Como es normal la policía secreta, el Gestapo descubrió cosas extrañas que estaban pasando en el lugar, la detuvieron y paso varios meses bajo torturas y en prisión en Pawlak, pero ella nunca dijo nada sobre los niños. Fue condenada a muerte, pero durante el camino a lo que iba a ser sin duda su tumba, el soldado que la iba a ejecutar la dejo escapar, ya que la resistencia le había sobornado. Desde ese momento paso desapercibida en la clandestinidad total hasta el final de la guerra. Fue en ese momento cuando desenterró todos los frasco que había ido cuidadosamente enterrando y los entrego al comité de salvamento de judíos sobrevivientes. Con estos los niños que habían escapado pudieron recuperar su identidad y algunos poder volver con sus familiares sobrevivientes.
Esta increíble mujer murió en el año 2008 con 98 años de edad nunca quiso que la llamaran heroína porque ella decía que solo se limitaba hacer su trabajo.
Fuente: www.aldeaviral.com