Finlandia desvela las 10 claves del éxito de su sistema educativo

 
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¿Por qué el sistema educativo finlandés sigue siendo de los mejores del mundo, siempre en los escalafones superiores del informe PISA? El Confidencial ha visitado el Colegio Finlandés de Fuengirola, el único de toda España, y también el único en todo el mundo que imparte Bachillerato fuera de Finlandia. Profesores, alumnos y padres del centro, ubicado en la zona de Los Pacos, donde existe la mayor concentración de finlandeses de todo el planeta, radiografían a este diario las 10 claves del éxito de este centro nórdico, de 350 alumnos, con 15 estudiantes de media por clase.

Finlandia desvela las 10 claves del éxito de su sistema educativo

1. Los idiomas
En Primaria son obligatorios el finés, inglés y español. A partir de Secundaria, también es obligatorio el sueco. El alemán es optativo. Iker Okarinen tiene 11 años, cursa sexto de Primaria y es de los mejores pilotos de ‘karting’ de su edad en Andalucía. Dentro de dos semanas participará en el campeonato de España que se celebra en Alcañiz. De madre tinerfeña y padre finlandés, le gustan las Matemáticas y la Gimnasia. Cada verano vuelve a Finlandia, como casi todos los alumnos. Para matricularse tienen que contar con la nacionalidad finlandesa y estar empadronados en Finlandia. Así lo obliga el Ministerio de Educación (el centro es concertado).

Daniel Korhonen, de 15 años, cursó desde Infantil hasta sexto de Primaria en un colegio bilingüe de Fuengirola con enseñanza en español e inglés. A pesar de ello, tenía un nivel muy bajo de inglés cuando llegó al colegio finlandés. “Aquí he mejorado un poco. A la profesora tampoco le importaba tanto el inglés. No se dieron cuenta de que flojeaba en el idioma y cuando entré aquí rápidamente se dieron cuenta de que no tenía el nivel apropiado”.

Anne Niemi, de 41 años, lleva una década en el colegio como profesora de español. Ella quería estudiar Filología Hispánica en Helsinki, pero no pudo entrar por escasos puntos porque no tenía suficiente nivel de español. Se fue un año a Madrid a trabajar de 'au-pair' con una familia en Las Rozas. Cuando regresó a Finlandia ya accedió a la Facultad. Al final de la Secundaria, los alumnos tienen un nivel de inglés del B1. Eso es lo que se exige al terminar la Universidad en España…

2. Profesores de apoyo
Daniel necesitaba un profesor de apoyo. Le hicieron un par de exámenes de prueba, le enseñaron lo básico y empezó a mejorar en inglés. Sustituyó las clases del idioma de Skakespeare por las de apoyo y luego fue a las clases normales. Su madre, Sirkka Kivela (su apellido de soltera) Korhonen, apunta a que una de las ventajas del Colegio Finlandés de Fuengirola frente al español donde estudiaba su hijo es el modo en que tratan a los alumnos. “Se piensa en cada persona de modo individual. Cada uno tiene sus particularidades. Todos somos diferentes. Lo veo muy interesante”.

Maarit Paaso, de 51 años, asumió hace un par de años la dirección del colegio. Paaso habla un castellano muy correcto, pero prefiere que su eficaz secretaria (Tiina Karlo) ejerza de intérprete. Aparte de las clases de apoyo, una herramienta fundamental en este colegio, Paaso ve importante la figura del tutor/orientador que ella ha impartido como asignatura. “Echo de menos mi tarea, pero con mi puesto de directora no puedo”. Su trabajo consiste en asegurar que todos los alumnos tengan “un buen futuro profesional y ayudar a que elijan bien su carrera universitaria”.

3. Contra el suspenso que no motiva
Si un alumno consigue una puntuación de 20 sobre 40, no tendrá “un cinco pelado”, como de modo castizo precisa Daniel, sino un 7 en Primaria y Secundaria. Con un 35% de aciertos se puede aprobar. No existe la calificación de 0, 1, 2 o 3. El 4 es suspenso y el aprobado es el 5. En Bachillerato sí se exige más. “Si solo sacas malas notas, te frustras y no te sientes bien. Si yo consigo aquí un 8,5, en un colegio español sería un 7. Es verdad que aquí cuesta menos trabajo aprobar, pero también es más difícil conseguir muy buena nota, igual que en un colegio español. Solamente te lo ponen más fácil para aprobar los exámenes”. El objetivo es que ningún alumno se quede rezagado y evitar que haya repetidores.

4. 15 minutos de recreo entre clase y clase
Mientras Daniel habla, la sirena suena en el colegio. No es un timbre ni una campana. Parece más bien el sonido de una alarma antiaérea en diferido. Es la hora del recreo. Por cada clase de 45 minutos hay un cuarto de hora de recreo. Los pequeños corren. Los mayores leen sus notificaciones en el móvil y los medianos juegan al ping-pong. Así lo defiende la profesora Niemi: “Creo que el sistema educativo español debería copiar de nosotros los recreos porque saturar al niño de asignaturas después de casi una hora y luego sin pausa es mucho. Los recreos son importantes, se pueden relajar y hablar de lo que quieran. Sirven para tener otras cosas en la mente y luego concentrarse en la próxima asignatura”. Los alumnos de Primaria tienen cinco horas al día de clases. Los de Secundaria, siete. Y los de Bachillerato, entre siete y ocho.

5. Muy pocos deberes
Los estudiantes apenas se llevan deberes para hacer en casa. Daniel compara de nuevo el trabajo de los amigos que estudian en institutos españoles. “Les mandan trabajos muy largos y tienen que copiar mucho”. Niemi no entiende cómo en España se sigue insistiendo en memorizar cosas absurdas. Y pone el ejemplo del hijo de una amiga español que tuvo que ‘empollarse’ el reglamento de las pistas de tenis. En Finlandia ni siquiera hace falta saber eso en la carrera de Educación Física. “Para esto están las guías y los manuales. Tienes que saber de qué va el juego. Es una tontería ocupar el disco duro del cerebro con cosas que no necesitas en la vida real”. Y es que incluso Finlandia se plantea acabar con las asignaturas…

6. Tres años de Bachillerato
El Colegio Finlandés de Fuengirola cuenta con un presupuesto anual de 2,5 millones de euros. El Gobierno aporta el 70% del presupuesto y el 30% lo aportan los padres, que desembolsan desde los 2.300 anuales que cuesta un curso al año en Bachillerato a 2.100 en Primaria. Es el único colegio finlandés fuera de Finlandia donde se enseña Bachillerato, que se prolonga durante tres años, frente a los dos de España. Ese tercer año resulta importante, en clave finlandesa, porque ayuda a que el alumno tenga más tiempo para elegir qué estudia en la Universidad o módulo de Formación Profesional. Un dato importante: solo el 7% de los estudiantes finlandeses no estudia Bachillerato, el mismo porcentaje que en el colegio de Los Pacos.

El examen de Selectividad es para todos los alumnos finlandeses exactamente el mismo en todo el mundo. Y el mismo día y a la misma hora. Por supuesto, también en Fuengirola. Entran al mismo tiempo y el aula se cierra como si fuera una nave espacial.

7. Comida casera obligatoria
Nadie puede almorzar fuera del colegio. Es importante la rutina diaria y el horario: la comida es bien temprano según los usos españoles: de 11 a 12 horas. La cocinera es finlandesa. Se llama Marjo, ronda los 60 años y lleva más de una década en el colegio. Se sabe todos los nombres de los alumnos. “Es uno de los pilares del centro”, apunta Niemi. Las pinches de cocina de Marjo son españolas. Siempre hay ensalada. A Iker le chifla el chili con carne con salsa picante. El menú es variado. Esta semana se podría almorzar puré de patatas, pescado o incluso paella.

8. Cada día se entra a una hora distinta
Frente al almuerzo con hora fija y para todos, cada alumno entra a una hora distinta del día. Nada de concentraciones de coches de padres, con policías locales incluidos, de ocho a nueve de la mañana. Hay alumnos que empiezan las clases a las 8:15, otros a las 9:05 y a las 10:00. Algún grupo de Bachillerato puede empezar incluso a las 11:00… y se van directamente a disfrutar del plato cocinado por Marjo.

El colegio, decorado en algunas de sus paredes con carteles de la cultura española y de la diferencia entre el sistema educativo finlandés y español, no es sinónimo de “rollo”, sino de “diversión”, apunta el quinceañero Daniel, que como todos los alumnos saldrá del centro sabiendo cocinar y coser, materias que se enseñan. Daniel echa de menos el espacio que tenía en su cole español. El centro es muy pequeño (apenas un par de patios). Por esta razón, cuenta con una pista deportiva frente al edificio (un antiguo restaurante, con varias plantas, donde se ubican las clases) y otra instalación en Los Boliches (en la costa de Fuengirola).


9. No empiezan el colegio hasta los siete años
El Colegio Finlandés ha empezado a admitir alumnos en edad preescolar (entre seis y siete años), pero solo aprenden vocales, sílabas y juegan. Hasta los siete no empieza la enseñanza reglada. “Veo divinamente esa edad para empezar. ¿Para qué antes? ¿Para hundirlos?”, se pregunta Conchi Flores, de 50 años, profesora de español que vivió ocho años en Helsinki. En el segundo piso del colegio hay varios mensajes, en forma de carteles, que ayudan a humanizarlo. En uno se explica que como máximo se vean dos horas al día de televisión y que hay que cuidar a los amigos y las relaciones sociales. También se recomienda para los niños de Primaria dormir entre nueve y 10 horas, y comer cinco veces al día.

10. La motivación de los docentes
La directora del centro tiene una obsesión: “Contratar a los mejores profesores”. Los ficha siempre en Finlandia. Tienen que ser licenciados y luego hacer también un curso específico de Pedagogía. Hay una excepción: la profesora Flores, que enseña castellano en Primaria y esta semana ha proyectado un vídeo de la Feria de Fuengirola, que está a punto de empezar, explicando “cómo se vive nuestra fiesta”. Luego tienen que hacer un trabajo de lo que han visto.

Los alumnos, de cuarto de Primaria, están algo revoltosos. “No sé si hemos sabido educar a los hijos en el respeto. Aquí de todas maneras el nivel sigue alto”. Flores critica como negativo de este sistema, más bien de la cultura finlandesa, que los alumnos no admitan una crítica directa y se vengan abajo ante un reprimenda. “Si hubieran insultos ente un niño y otro se ataja directamente e incluso se llama a los padres y se hace una reunión con el jefe de estudios para que no haya insultos ni faltas de respeto”.

Finlandia está renovando el plan de estudios en todos los niveles de enseñanza no universitaria. Se trata de recuperar algunas posiciones en el informe PISA, en el que nunca ha sido examinado el Colegio Finlandés de Fuengirola. “Quizás hayamos bajado, no aquí, sino en todo el país, por el cambio en la sociedad. Los estudiantes pasan mucho tiempo con sus ‘tablets’ y móviles. Yo mismo estoy dos horas con el Facebook y no me doy cuenta. Da un poco de miedo, la verdad. A la tecnología se le puede sacar provecho y utilizarla en clase, pero tiene su lado negativo”.

El Gobierno también estudia que la caligrafía tradicional no sea obligatoria. Seguirá la escritura manual con letra de imprenta. En el colegio de Fuengirola están atentos a estos cambios. El nivel en Matemáticas es muy alto. Minttu Alonen, de 26 años, es la profesora del niño Iker. Enseña fracciones bien complicadas mientras sus compañeros atienden las explicaciones de ‘la seño’. Manuel González, de 45 años, se casó con una finlandesa y tiene a su niño de 10 años en el colegio. Está empadronado en el país nórdico. “Aquí se estudia de una manera mucho más práctica. No se tienen que aprender de memoria las tablas de multiplicar y todo es más rico en idiomas”, explica.


Fuente: www.elconfidencial.com
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