Creta, la isla más grande de Grecia, es una parada fascinante para quienes viajan en crucero por el Mediterráneo. Su mezcla de historia milenaria, paisajes naturales espectaculares y cultura viva la convierten en un destino imperdible.
Desde que el barco atraca en alguno de sus principales puertos, como Heraclión o La Canea, los viajeros tienen la oportunidad de sumergirse en un mundo donde conviven ruinas minoicas, fortalezas venecianas y playas de ensueño.
Esta guía te mostrará lo mejor que puedes ver y hacer en Creta durante tu escala, optimizando al máximo el tiempo que tienes en tierra firme.
EL PALACIO DE CNOSOS
Una visita a Creta no está completa sin explorar el Palacio de Cnosos, situado a solo unos minutos en coche del puerto de Heraclión. Este yacimiento arqueológico es el símbolo más representativo de la civilización minoica, considerada la más antigua de Europa.
Pasear entre sus laberínticas estructuras, frescos restaurados y antiguas salas te transporta a un mundo de mitos y leyendas, como el famoso Minotauro. Es recomendable realizar la visita con guía o audioguía para comprender el contexto histórico y apreciar en detalle su arquitectura única.
HERACLIÓN
Después de explorar Cnosos, vale la pena dedicar tiempo a Heraclión, la capital de la isla. El centro histórico está repleto de calles peatonales llenas de vida, con tiendas, cafés y tabernas tradicionales. La fortaleza veneciana de Koules, situada junto al puerto, ofrece vistas panorámicas y una introducción al pasado defensivo de la ciudad.
Muy cerca se encuentra el Museo Arqueológico de Heraclión, donde se conservan valiosos objetos minoicos, incluidos muchos hallazgos procedentes de Cnosos. La ciudad combina perfectamente lo antiguo con lo moderno, permitiendo una experiencia rica en matices en poco tiempo.
LA CANEA
Si tu crucero atraca en La Canea (Chaniá), estarás ante una de las ciudades más pintorescas de Creta. Su puerto veneciano es una postal viviente, con faroles antiguos, barcas de pescadores y fachadas coloridas que invitan a perderse sin rumbo. El casco antiguo, bien conservado, mezcla influencias venecianas, otomanas y griegas, lo que se refleja en su arquitectura y ambiente.
El antiguo arsenal, la mezquita de los Jenízaros y las calles empedradas forman parte de su identidad. Aquí, una comida frente al mar con productos locales es casi una obligación.
ELAFONISI Y SUS AGUAS TURQUESAS
Para quienes desean escapar del bullicio y adentrarse en la naturaleza, una excursión a Elafonisi es una opción inolvidable. Aunque se encuentra algo alejada de los puertos principales, muchas navieras o agencias locales organizan visitas exprés. Sus playas de arena rosada y aguas cristalinas la han convertido en uno de los lugares más fotografiados de Grecia.
La travesía hasta allí, cruzando montañas y gargantas, también es parte del encanto. Ideal para quienes prefieren una jornada de relax y belleza paisajística en lugar de visitas culturales.
SABORES DE CRETA
La cocina cretense es una de las más saludables y sabrosas del Mediterráneo. Durante tu escala, prueba platos como la dakos (pan de cebada con tomate y queso mizithra), el cordero al horno con hierbas autóctonas o los dulces tradicionales bañados en miel.
Las tabernas familiares son el lugar ideal para disfrutar de estas delicias, y muchas ofrecen vinos locales y raki, un licor típico. Comer en Creta es mucho más que una necesidad: es una forma de entender su cultura y hospitalidad.
COMPRAS Y RECUERDOS
Antes de volver al barco, aprovecha para adquirir productos artesanales que reflejan el alma de la isla. Desde cerámica pintada a mano hasta tejidos tradicionales, pasando por aceite de oliva virgen y especias, encontrarás opciones auténticas y de calidad.
Los mercados locales, especialmente en Heraclión y La Canea, ofrecen también joyería inspirada en diseños minoicos, una opción perfecta para quienes buscan algo más especial.
Fuente: www.elprogreso.es