bsesionadas con fijar tributos, indicadores y marcadores desde el origen del nivel social de cada persona, las sociedades humanas se acostumbraron a estratificar barrios y comunidades ocupados por los individuos capacitados y con obligaciones, astutamente creadas y diseñadas para que luego sirvan para pagar impuestos, peajes, gravámenes, contribuciones, tasas o prediales, el resto que no puedan o no quieran aportar, están condenados a habitar barriales, eriales, guetos, favelas, tugurios, suburbios, arrabales o villas miserias, ya que las clasificaciones son métodos y alternativas que ayudan a lubricar unas burocracias que garantizan a las élites apropiarse de los movimientos políticos que mantendrán, durante el tiempo de sus vigencias, ordeñando bolsillos privados y erarios públicos.