or simple antonomasia, se puede aseverar que la especie humana es una criatura naturalmente anarquista, pretenciosa por aparentar orden y control censurándose y moldeándose de un modo contrario a las razones que esgrime, como si fuera el único atributo de una potencial superioridad, materialmente indemostrable con sus actos, sustancia elemental distinta a la energía que desborda, después de cada esfuerzo que elabora sobre un espacio que destroza con solo rozar, basándose en su ingenio, el cual no es otra cosa que el infierno en la Tierra, circunstancia que esbozan algunos personajes detrás de los miedos que invocan contra los demás, con tal de ocultar su falta de criterio frente a una inferioridad natural, dejando vestigios de una insoportable levedad al interior del universo que dice poder conducir y controlar.