no por uno y poco a poco, todos los seres humanos, estamos quedando atrapados como insectos en una telaraña, es una red tan inmensa que las pequeñas paredes de nuestros hogares incluso sirven de punto de amarre y apoyo a los hilos que componen su entramado, dejando ver que lo inevitable afecta más de lo previsto por aquellos que aún consideran estar inmunes a las influencias mañosas que utilizan los propietarios de esos tejidos esclavizantes, únicos interesados en que paguemos el precio para sus beneficios y beneplácitos, cualquier reacción por liberarnos del entrampamiento tiene el efecto contrario, pues logra hacer que quien pretenda soltarse más amarrado se sienta, sentando las bases del anclaje colectivo que provoca la inacción individual de los seres afectados, dando pie a que las propiedades materiales sean cada vez más inclusivas y exclusivas.