05 febrero 2025
Te empeñas en andar como si nada te pasara y al rato hay que sentarse en cualquier lugar donde se pueda asentar la posadera sin riesgo de no morir en el intento. La FSHD aprieta y ahoga cada día un poco más mi movilidad sin que los neurólogos nada puedan hacer.
Hay días en los que creo que se me acabaron las ganas de vivir y hay otros en los que mi otro yo me recuerda que soy un afortunado y que mi vida es envidiable ... y hasta me lo creo. Lo importante, sin duda, será eso, creérselo y yo haré todo lo posible para que así sea.
Fuente: etfreixes.wixsite.com