l boleto, o permiso, de entrada a la rifa del infierno terrenal, caracterizado por tener que padecer pobrezas extremas y necesidades insatisfechas, no puede ser otorgado, ni tampoco ser potestad de aquellos que no sienten culpas por los males que ocasionan, tal cual viene ocurriendo hasta ahora en el planeta, donde las fuerzas capaces de erradicarlos están en manos de poderosos miserables, quienes se han acostumbrado a reaccionar indiferentes y sin que tengan que asumir ningún grado de responsabilidad, ni tampoco sientan nada distinto a una satisfacción desaforada detrás de sus miserables actuaciones, ya que tiene que estar en poder de aquellos otros que sufren las consecuencias instauradas, algo que sucede desde que la especie humana aceptó ser dividida y estratificada por las miserias personales, las cuales se van colectivamente acumulando, para que luego de hacer un balance de la sumatoria total queden multiplicadas, sirviendo de excusa para establecer sociedades invivibles.