rincipalmente es Estados Unidos, pero a Israel tampoco se le puede minimizar, esconder, disfrazar ni mimetizar su papel ante un señalamiento que es causa directa de infinidad de conflictos concretos, ya que en ambos casos se han venido convirtiendo en la punta de lanza de un mal ejemplo orbital, con el cual se viene patrocinando, promocionando y promoviendo en el mundo actual lo que ya varias veces antes en la historia humana ocurrió, y es que se solidifique de nuevo el terrorismo de Estado como herramienta de guerra, entre las sociedades expuestas a sus influjos y poder, poniéndolo en práctica como el mejor modelo a seguir, especialmente cuando se aplica contra cualquier otro país o nación que ose confrontarlos, por no soportar ni admitir sus comportamientos delincuenciales, guerreristas y antisociales, así que al resto de Estados del mundo les corresponde aguantar los embates de sus progresivas y agresivas pataletas, cada vez que se les llama la atención por sus modales asesinos, que se tienen que enfrentar, a pesar de las consecuencias, para poderlos erradicar, buscando generar de inmediato una armonía global.