avilaciones profundas, tanto, que llegan al fondo de las conciencias oscuras que todos poseemos, generan superficialidades extremas, respecto al papel que jugamos entre el cosmos carcomiente de una especie conformada por individualidades de extremismos perpetuos, están llegando hasta el centro del eje en que vienen girando unas sociedades creadas para hacer de la vida personal un rompecabezas, para ser armado exclusivamente por codiciosos desquiciados, en el cual sus fichas han sido ubicadas en los corredores de un laberinto existencial, escondido en medio de las almas de los personajes más siniestros y tenebrosos concebidos y paridos por una evolutiva concepción, en la que los inconscientes son la regla general para tener en cuenta, en cuanto todos dudamos de los sistemas establecidos bajo la premisa de que debemos salvarnos de nosotros mismos.