En fabulosos festines y bacanales, realizados en exclusivos clubes sociales o en palacetes de ricachones de moda, publicitados luego en los medios masivos de desinformación, se proyectan y programan los ataques y robos contra los erarios que han sido dejados totalmente expuestos por Estados indiferentes a las actuaciones laxas y delincuenciales que cometen los directos responsables, bandas y clanes familiares, que a través del tiempo han ido adquiriendo licencias sociales para actuar con total impunidad y tranquilidad, de modo mafioso ante la vista de todos los integrantes de sociedades necesitadas de las inversiones públicas sobre los bienes comunes, quedando en evidencia que estamos inmersos entre unos círculos viciosos autorizados por todos por igual, por una parte la ciudadanía indolente y por otro lado los antisociales de siempre.