El concepto de destino ha sido un tema recurrente en la filosofía, la teología y la espiritualidad a lo largo de la historia. La pregunta fundamental que subyace a este concepto es: ¿qué controlamos realmente sobre el curso de nuestras vidas? El padre Manuel Dolores Chamorro aborda este tema desde su perspectiva cristiana, ofreciendo una reflexión profunda y analítica sobre la relación entre el destino, la libertad y la Divina Providencia.
En este escrito, el padre Chamorro explora la idea de que el destino nace de las preguntas fundamentales sobre nuestra origen y nuestro fin. A través de la revelación y la teología, ofrece una respuesta clara: somos criaturas de Dios, llamadas a vivir eternamente en plenitud de amor. Sin embargo, el devenir entre el principio y el fin está en nuestras manos, dependiendo de nuestra libertad.
El padre Chamorro también aborda el problema de la relación entre nuestra libertad y la Divina Providencia, un tema que ha sido objeto de debate y reflexión a lo largo de la historia. Su reflexión invita a considerar la complejidad de esta relación y a respetar las opiniones de aquellos que no comparten su fe.
Aquí su escrito completo:
"Quiero iluminar el tema del destino desde mi fe cristiana. Digo iluminar y no solucionar porque la solución no está a mi alcance, y por lo que sabemos nadie ha podido hacerlo. Añado desde mi fe cristiana porque debo ser muy sincero con lo que digo. Claro que el tema lo han tratado personajes como Tomás de Aquino y Agustín de Hipona, cumbres del pensamiento filosófico y teológico del cristianismo.
Mi aporte basado en la revelación y la teología es este: El destino nace de las preguntas DE DÓNDE VENGO, HACIA DÓNDE VOY? La respuesta es clara desde los primeros capítulos del Génesis: salimos de las manos creadoras de Dios y estamos llamados a vivir eternamente el amor, en plenitud de todas nuestras capacidades intelectuales, volitivas y afectivas, esa plenitud la llamamos cielo, que es el mismo Dios.
Ese devenir entre el principio y el fin está en nuestras manos, es decir, depende de nuestra libertad. Lo que no está en nuestros manos es el final de nuestro destino, puede ser hoy o mañana, y la manera de cómo será tampoco podemos prederminarla.
Y así aparece el problema de nuestra libertad relacionada con La Divina Provincia, cuya solución la han buscado muchos con aportes muy signicativos pero no terminantes.
Finaluzo diciendo que respeto demasiado las opiniones de quiénes no comparten mi fe, pero que ponen todas sus capacidades para encontrar la verdad."
Conclusión:
En última instancia, el destino es un misterio que combina lo racional y lo espiritual. Aunque no podemos controlar completamente el curso de nuestras vidas, podemos elegir cómo respondemos a las circunstancias y cómo vivimos nuestra fe. La reflexión del padre Chamorro nos invita a considerar la profundidad de nuestra libertad y la complejidad de nuestra relación con la Divina Providencia. Al final, el destino es un llamado a vivir con propósito, significado y amor, en la búsqueda constante de la verdad y la plenitud.
Centro de Pensamiento Libre.