stando a microinstantes de culminar movimientos existenciales, dispuestos por el azar de una energía circundante, millones de criaturas, aquí y acullá, se mueven alegremente sobre la superficie del estamento espacial, proporcionado por un universo infinito, celebrando ruidosamente la culminación de un ciclo establecido por mediciones espurias, confiando torpemente que unos dioses inusitados esta vez sí les prodigarán las acciones que no se atreven ellas mismas a ejecutar, mientras están elaborando actividades y operaciones de demolición del único planeta del que disponen, esperando que sea el tiempo el que los perdone las condenas que auto se imponen.