*Por Carlos Eduardo Lagos Campos.
En la noche de los tiempos, cuando la luz era oscura,
Se celebraba la fiesta de la Luz, en Alejandría se recordaba.
El origen del tiempo, Aion, se conmemoraba con antorchas,
Y doce magos viajaban a Hara Barzaiti, en busca de la profecía.
En Persia, las Crónicas de Zuqnin narraban la historia,
De los reyes magos que seguían la estrella, hacia el este, hacia la gloria.
Tres, cuatro, doce, quince, el número no importaba,
Lo que importaba era el mensaje, el nacimiento del Mesías, la luz que iluminaba.
En las catacumbas de Lucila, en los frescos, en las tradiciones,
Aparecen dos Reyes Magos, con sus atuendos, con sus coronas.
Oro, incienso y mirra, los presentes que entregaban,
Simbolizaban la realeza, la divinidad, el padecimiento.
La estrella de Belén, un cometa, un planeta,
Un signo en el cielo, que anunciaba la llegada.
Los reyes magos, sabios, hombres de sabiduría,
Seguían la estrella, hacia el este, hacia la luz, hacia la verdad.
Pero para los creyentes, siempre serán tres,
Melchor, Gaspar y Baltazar, los Reyes Magos que seguimos.
Su fe y devoción nos guían hacia el camino,
Hacia la luz de Cristo, que ilumina nuestro destino.
*Poeta Tremendista.