on paranoicos personajes se vienen conformando los ejércitos nacionales o imperiales, no como hacían antaño, cuando eran guerreros dispuestos a ser moldeados en terracota para pasar a la eternidad, hoy son unos seres desechables, inducidos a consumir ideologías execrables para luchar encarnizadamente, en total oposición de quienes quieren cambiar el rumbo que ha tomado la insensata humanidad, ya que están siendo educados en escuelas que enseñan primero a disparar para matar antes que a preguntar para cuestionarse, desgraciadamente este modelo de enseñanza se aprende desde unos hogares en que los padres de estos soldados se sienten orgullosos por criar asesinos, irresolutos e incapaces de enseñarles a analizar si deben cuestionar una autoridad tóxica e impotable para un mundo en desarrollo, en cuanto está compuesto por millones de criaturas admirables.