¿Te has parado a pensar alguna vez en lo que realmente importa en la educación? Si crees que enseñar va más allá de llenar cabezas con datos, entonces estás en el lugar correcto. Mar Romera, una de las voces más influyentes en educación, nos recuerda que educar es un arte que mezcla corazón, cerebro y, sobre todo, propósito. ¿Cómo lo hace? Con su modelo de las "3C": Capacidades, Competencias y Corazón. Aquí te lo contamos todo, con un toque ligero pero profundo, para que te inspires a repensar tu forma de ver la educación. ¡Vamos allá!
Según Mar Romera, la educación debe ser un proceso integral y humano, donde el foco no esté únicamente en el qué enseñamos, sino en el cómo lo hacemos. La educación tiene que poner a la persona en el centro, respetando su individualidad, potenciando sus capacidades y despertando su pasión por aprender. Su enfoque está basado en el modelo de las 3C: Capacidades, Competencias y Corazón, que redefine la forma de enseñar y aprender desde una perspectiva emocional y práctica.
Las capacidades son el punto de partida. Para Romera, no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de ayudar a cada persona a desarrollar todo su potencial. Esto significa trabajar desde una perspectiva que valore las inteligencias múltiples, el pensamiento crítico y la creatividad. Aquí, el docente juega un papel crucial, no como un mero transmisor de datos, sino como un guía que inspira y acompaña en el desarrollo de esas capacidades innatas.
Por otro lado, las competencias son esenciales para la vida real. Mar Romera nos invita a mirar más allá de las aulas y entender que el aprendizaje debe ser útil, conectado con el día a día. Esto implica enseñar a gestionar emociones, resolver conflictos, trabajar en equipo y tomar decisiones responsables. En un mundo que cambia constantemente, preparar a los estudiantes para adaptarse es más valioso que simplemente memorizar datos.
Pero lo que realmente transforma la educación es el corazón. Para Romera, ninguna enseñanza tiene sentido si no conecta con las emociones. Educar no es solo un acto técnico; es un acto profundamente humano. Fomentar la empatía, el respeto y la autoestima debe estar en el núcleo de cualquier experiencia educativa. Solo desde la emoción y la conexión es posible generar un aprendizaje significativo que quede grabado en la memoria.
Además, Romera pone énfasis en que el sistema educativo debe ser un espacio donde se celebre el error como parte del aprendizaje. Equivocarse no es un fracaso, es una oportunidad para crecer. Este enfoque elimina el miedo al juicio y crea una atmósfera donde los estudiantes se sienten seguros para explorar y experimentar.
Mar Romera también recalca que el docente tiene que ser un ejemplo vivo de los valores que desea transmitir. No se trata solo de enseñar desde el conocimiento, sino desde el ser. Educar con pasión, autenticidad y compromiso no solo inspira a los estudiantes, sino que también genera un impacto duradero en sus vidas.
Así que, si buscas transformar la educación, recuerda las 3C de Mar Romera: Capacidades, Competencias y Corazón. Educar no es solo un trabajo; es una misión para cambiar el mundo desde las aulas. ¿Te animas a formar parte de esta revolución educativa? ¡El momento es ahora!
Fuente: digitalextremadura.com