as rutas conductoras hacia las maldades humanas son bien cortas, están cada una de ellas signadas por las cotizaciones que adquieren las monedas más negociadas entre los mercaderes de la existencia en general, solo hay que seguir las consignaciones que realizan los más adelantados e indecentes personajes del mundo financiero, basta conducir un vehículo cualquiera para terminar topándose de inmediato con los directos responsables del delirio terráqueo, contenido por las ansias consumistas instauradas entre las consideraciones internas y particulares que realizan automáticamente los habitantes del planeta entero.