02 oct 2024
Investigadores del Institut de Biotecnologia i de Biomedicina (IBB) y del Institut d’Investigació i Innovació Parc Taulí (I3PT) han revisado el estado actual de la aplicación de la inmunoterapia activa que se está investigando para tratar y prevenir enfermedades como el Alzhéimer y el Párkinson. Su artículo se ha publicado en la revista Trends in molecular medicine.
Las enfermedades de Alzhéimer y de Párkison afectan a millones de personas en todo el mundo, se caracterizan por la degeneración y muerte progresiva de las neuronas, que alteran funciones como la memoria, el movimiento, el pensamiento o la capacidad del habla. Actualmente, los tratamientos disponibles solo permiten aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que las sufren, pero no parar el curso de la enfermedad. Sin embargo, la aprobación de las primeras inmunoterapias pasivas por la Agencia Europea del Medicamento (EME) y la Agencia de Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) ha abierto una puerta a la esperanza en el tratamiento de estos desórdenes neurodegenerativos.
En este contexto, la revisión liderada por Salvador Ventura, director del I3PT, catedrático de Departamento de Bioquímica y de Biología Molecular de la UAB e investigador del IBB, explora la posibilidad de aplicar la inmunoterapia activa, es decir, el desarrollo de vacunas para el Parkinson y el Alzheimer. Se trata de una forma de tratamiento que utiliza el mismo sistema inmunitario del cuerpo para combatir estas enfermedades.
“En lugar de recibir anticuerpos externos de manera temporal como en otros tratamientos, estas vacunas enseñan al cuerpo a producir sus propios anticuerpos para atacar unas proteínas que se acumulan de forma anómala al cerebro y que están relacionadas con la degeneración neuronal”, detalla Ventura. Estas proteínas son diferentes según la enfermedad: en el Alzhéimer es la amiloide beta, y en el Párkinson es la alfa-sinucleína. Cuando se acumulan en el cerebro, impiden que las neuronas funcionen correctamente y provocan que finalmente mueran, lo que hace que aparezcan los síntomas de las enfermedades.
Una de las novedades de estas vacunas es que no se limitan a tratar los síntomas, ni revertir casos graves de neurodegeneración avanzada, sino que podrían ofrecer una vía para prevenir estas enfermedades en estadios muy tempranos, algo especialmente relevante en aquellas personas que tienen un riesgo elevado de desarrollarlas, como la población de edad avanzada. En este sentido, el estudio de revisión señala que algunos estudios clínicos ya han mostrado que estas vacunas pueden reducir la acumulación de proteínas tóxicas y, en algunos casos, mejorar las capacidades cognitivas y motoras de los pacientes.
A la vez, indican los investigadores, las vacunas podrían ser una solución más asequible y accesible para muchos pacientes. A diferencia de las inmunoterapias pasivas convencionales, que a menudo requieren administraciones regulares de anticuerpos externos, las vacunas podrían estimular la producción de anticuerpos naturales del propio cuerpo durante periodos más extensos, lo cual haría el tratamiento más sostenible a largo plazo.
A pesar de que todavía hay obstáculos importantes por superar, como la necesidad de mejorar los métodos para detectar precozmente la enfermedad en fases iniciales, los investigadores del estudio se muestran optimistas. “Las vacunas ya se están testando en ensayos clínicos y los primeros resultados son prometedores. En los próximos años, estos estudios podrían suponer un gran avance en la investigación de las enfermedades neurodegenerativas, y ofrecer una nueva esperanza para los pacientes y sus familias”, prevé Ventura.
Artículo de referencia: Gonzalez-Artero, A., Pujols, J., & Ventura, S. (2024). «Harnessing the immune system: vaccines to fight neurodegenerative diseases». Trends in molecular medicine, S1471-4914(24)00219-3. Advance online publication.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39256108/
Fuente: www.uab.cat