scuros fulgores resplandecen al iluminar los escenarios actuales, en los que se desarrollan actos para una selecta concurrencia, asistentes pasivos a una supuesta comedia pero está compuesta por secuencias dramáticas, generadoras de llantos continuos dentro de un publico ansioso por vivir una feliz experiencia, es un contrasentido constante, además de alarmante y preocupante, pues anticipadamente estaban previstos los guiones, escritos de antemano por los suscritos delincuentes de la convocatoria, quienes previamente habían anunciado los espectáculos que se iban a ver, algo parecido ocurre en la realidad del mundo, donde todos sabemos lo que sucede detrás de las pantallas que exhiben una intrínseca violencia, contenida en cada escena aunque queriendo ignorar la realidad.