Como sociedades humanas llevamos demasiado tiempo engolosinados alrededor de decisiones simples pero amargas, principalmente lo que atañe a mantener vigente al individualismo frente a un colectivismo que se requiere para que cada ser, sin importar la especie, reciba el interés, la atención y el beneficio correspondiente por el solo hecho de estar presente en el escenario de eventos que produce la realidad, lo demás hace parte del engaño trascendental detrás del cual nos mantenemos dando vueltas como trompo sin objetivo.