a civilización humana es apenas un pilar de la barbarie mental impuesta como ejemplo de progreso, capaz de enfrentar y sostener dos extremos de la comprensión intelectual, desde aquella que intenta averiguar la composición de la energía atómica, al interior de un reverberante electrón, hasta otra que sirve para descomponer y derramar la última gota de un pueblo exhausto, a través del terror inagotable de criaturas orgullosas de exhibir un salvajismo incomprensible y repugnante.