a inmovilidad ética viene amarrando a las personas frente al frenesí que impulsa a los ladrones de la calma social, por medio de la cual dirigen al resto del planeta ya que estamos en un mundo edificado para ser contradictorio, donde habita una especie que se multiplica como roedores al mismo tiempo que permite que las riquezas naturales sean explotadas y concentradas en manos de unas pocas ratas humanas, así las cosas cualquier tipo de incoherencia es la partitura ideal para instaurar la locura enervante de la entropía moral.