onvertidos en objetos intrascendentes la generalidad de seres vivos permanecemos inmóviles entre los anaqueles provistos por ufanos incapacitados mentales, creyendo éstos ser designados y elegidos por poderes mayores a la cotidianidad que expone la realidad la cual creen modificar y deconstruir con sus absurdas decisiones, a través de las cuales van dejando ver la estupidez en su máxima expresión, en cuanto manadas de individuos macizos, humanos y de otras especies, nos comportamos con total indolencia y servilismo aunque sepamos que nos conducen hacia el aniquilamiento en medio de una nada espacio-temporal, perdiendo la ocasión y la oportunidad de levantar hasta el infinito el sentido existencial.